Amarrados

César Picón

Esta columna se dio a la tarea de verificar en el portal de contratación pública los contratos realizados por los municipios del Tolima, con el fin de conocer el esfuerzo presupuestal que han hecho los mandatarios para proporcionar ayudas sociales y fortalecer la red de salud con motivo de la emergencia por Covid-19, con corte al 15 de abril, esto fue lo que encontramos: 5 municipios no habían contratado un solo peso (Venadillo, Lérida, Falan, Rovira y Ataco).
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Los restantes 42 municipios realizaron 124 contratos por valor de 9 mil cien millones de pesos, de los cuales el 73% fue destinado a la compra de kit alimentarios, el 19% al fortalecimiento de las instituciones de salud locales y el resto se invirtió en logística. Veinte de los 42 municipios no habían comprado paquetes alimentarios para proveer a los más necesitados.

Excluyendo a Ibagué (por obvias razones), los que más recursos han destinado para atender la emergencia es Purificación (600 millones), San Luis (288 M), Rioblanco (237 M) y Melgar (233 M). Los que menos son Alpujarra (4 M), Santa Isabel (5 M) y Alvarado (8 M).

Para crear una referencia que permitiera comparar lo invertido contra la realidad presupuestal de los municipios, calculamos el porcentaje que representa el valor de los contratos realizados frente a los recursos disponibles para inversión que tuvo el respectivo ente territorial el año pasado. La conclusión es que han sido bastante amarrados: en promedio los 42 municipios apenas han destinado el 1% de su capacidad de inversión para atender la emergencia. Del lote sobresale de manera positiva Purificación, Cunday, San Luis y Ambalema porque han destinado entre el 2% y el 5%, mientras que 18 municipios ni siquiera han invertido el 0,5%. Ibagué ha destinado el 1,35%.

Para la inmensa mayoría de las familias la cuarentena nacional ha significado un cambio dramático en sus condiciones de vida puesto que viven de trabajos informales y no cuentan con ahorros que les permita sobrellevar la situación. El hambre y las obligaciones acosan en medio de la pandemia. Es conveniente que más allá de las medidas adoptadas por el Gobierno nacional, los Alcaldes y el Gobernador se pongan en sintonía con las ayudas sociales que necesitan sus ciudadanos: alimento suficiente (no para 15 días), pago de servicios públicos, albergues temporales, ampliación de pago de impuestos y apoyo para los micro empresarios al borde de la quiebra, además de todo el esfuerzo presupuestal que pueda hacerse para robustecer los servicios de salud. No hay excusas: cuentan con todas las herramientas legales para contratar rápido por emergencia, pueden “echar mano” de regalías y otros rubros que en otro contexto no podrían utilizar, y tienen espacio presupuestal (demostrado con las referencias arriba citadas). Hay ejemplos claros que si se quiere se puede: Pereira está pagando por dos meses los servicios públicos de los estratos 1, 2 y 3, Bogotá está haciendo transferencias monetarias a las familias más pobres y en Santa Marta están entregando mercados generosos para que la gente no aguante hambre. Es hora de demostrar empatía, solidaridad y benevolencia con los gobernados, no dejen pasar la oportunidad.

Puya: a los políticos que entregan ayudas y publican fotos como si estuvieran en campaña: “da siempre lo que puedas y no cuentes cuanto das, el universo hará las cuentas por ti”.

CESAR PICÓN

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