¿Reivindicarán el legado de Galán?

César Picón

El Nuevo Liberalismo podría convertirse en una alternativa para muchos liberales que sienten frustración y desgano por lo que se ha convertido el Partido Liberal. También podría significar una plataforma deseable para aquellos liderazgos que se identifican con las tesis liberales y que hoy no militan en ningún Partido. Incluso, podría representar una opción de convergencia para políticos que antaño militaron en esas toldas y después de todo lo ocurrido salieron en búsqueda de Partidos o movimientos que los arroparan. No obstante, por ahora, todo es expectativa. De hecho, también podría ser que el NL tenga un ciclo de vida corto o que su resurrección no cause mayor impacto en la vida política nacional.
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Las instituciones políticas no las hace el mero hecho de existir legal y formalmente, ni pueden pretender posicionarse o sobrevivir por el prestigio que otrora tuvieron. Necesariamente se construyen sobre la base de preceptos ideológicos y filosóficos que deben ser afianzados y compartidos por quienes las integran, y que luego deben pasar de lo abstracto a lo concreto mediante acciones que materialicen ganancias para la sociedad.

El momento es excepcionalmente favorable para demostrar de qué lado de la historia estará el Nuevo Liberalismo. La tensión entre las élites económicas y políticas (encabezadas por el uribismo) por mantener el statu quo para que nada cambie, y los esfuerzos de las clases populares y la juventud por establecer un Gobierno reformista y progresista que apueste por la paz, la democracia y la justicia social, está a flor de piel. De modo que esta es la mejor coyuntura para que en el renaciente Partido político definan si actuaran como el Galán revolucionario que cantó una guerra frontal contra la corrupción y las mafias y propugnó por cambiar las costumbres políticas del país para construir una mejor democracia, o si por el contrario se acomodarán al establecimiento para convertirse en más de lo mismo y tratar de conquistar espacios de poder a cualquier precio. También tendrán la tentación de quedarse en la nebulosa, hablando de cuestiones superfluas y tratando de quedar bien con todo el mundo, ese cómodo “centro” en el que algunos se ubican para excusar su indecisión.

La situación por la que atraviesa el país no admite posiciones intermedias. Hoy en día Colombia sigue sufriendo por los problemas que motivaron la lucha de Galán (corrupción, desigualdad, violencia, asociación de la política con el narcotráfico…) y otros tantos más. Si bien es cierto que el NL renace con una inmejorable reputación por la lucha genuina y valerosa de su inmolado fundador, su importancia política será definida por las banderas que empuñen quienes allí se ubiquen.

Galán fue un verdadero Liberal y un extraordinario demócrata, su legado enorgullece al pueblo colombiano que, de no ser por su violenta desaparición, lo hubiera elegido presidente con mayorías aplastantes; nunca temió pisar callos ni en el país nacional ni en el político, fue audaz y coherente en tiempos en los que la vida corría grave riesgo cuando se enfrentaba el poder del establecimiento y del narcotráfico (aunque esto no ha cambiado). 

Ahora que su movimiento revivió, falta ver si su descendencia y seguidores reivindicarán con honor sus luchas. Un buen comienzo sería marcar distancia con los actuales dueños del poder y caminar hacia un gran pacto por la transformación de Colombia.

CÉSAR PICÓN

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