Semana de reflexión

César Picón

El establecimiento puso el grito en el cielo cuando el Presidente habló de una Constituyente para reformar la Constitución del 91. Fieles a su estilo, usaron todo el aparato de comunicación masiva para sentenciar que era el destape de un dictador que quería perpetuarse en el poder y hacer reformas pasando por encima de todo.
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Como ha sido usual, la oposición y todas esas fuerzas que les interesa que nada cambie, siguen resistiéndose a reconocer que el país necesita transformarse en función de las necesidades de su población y que debe alejarse de ese modelo de instituciones extractivas (bien descritas por Acemoglu y Robinson en su libro “Porque fracasan los países”), que ha terminado por condenar a una parte de nuestra sociedad a la miseria y el abandono, y al país a no poder ponerse a la vanguardia de las demandas de nuestra época.

Es un nivel mayor de tozudez, en el que a pesar de exponer claramente los motivos por los cuales deben darse algunas reformas en el país, los debates se reducen a cuestiones de forma, se degradan constantemente con verdades a medias o falsedades descaradas, disfrazan la realidad para hacer creer al público que detrás hay propósitos siniestros que van a terminar perjudicándonos a todos.

Ejemplos los que quieran. Después que el Ministro de Salud ha dejado en evidencia como el actual sistema hace muy poco por prevenir la enfermedad, que se convirtió en un negocio donde las EPS montaron sus propias clínicas y esas si nunca quiebran, que parte de los billonarios recursos han sido desviados para construir patrimonios privados, que se han gastado las reservas técnicas como lo confirmo la Contraloría, que “bananean” a los usuarios para hacerles difícil el acceso y así ahorrarse unos pesos, entre otros tantos hechos ciertos y comprobados, los responsables de tramitar la Ley (que financiaron sus campañas con recursos de empresas del sector), se limitan a repetir que el gobierno quiere acabar el sistema.

Con la pensional, que apenas inicia, por ahora es la misma historia. Esta semana sabotearon en el Senado el debate para aplazarlo hasta el próximo mes, y seguramente así se la van a pasar hasta que cale el falaz argumento de que la reforma pretende apropiarse de los ahorros de los trabajadores. Poco importan los millones de ancianos que viven en condiciones de miseria. Pese a que el gobierno presenta una reforma posible, les gana la mezquindad política con la que pretenden no dejar espacio para ningún logro social del gobierno.

Dudo que una Constituyente sea el camino, ¿pero que otro están dejando los poderes tradicionales para cambiar lo instituido? 

Ojalá esta semana la espiritualidad les haga reflexionar sobre lo que es ética y moralmente correcto y lleguen de Semana Santa con renovado espíritu conciliador. Que también el gobierno reflexione sobre sus errores, su capacidad de entendimiento y especialmente sobre la estrategia para tramitar los cambios que se comprometió a adelantar. Al final lo único que prevalecerá son los resultados de la acción política y así deben entenderlo quienes hoy tienen la dignidad de representar al común. 

CESAR PICÓN

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