La educación: Falacia o realidad

Columnista Invitado

Desde muy chico, es decir hacer ya muchos años vengo escuchando y leyendo que la educación es el motor que impulsa a un País al desarrollo, igualmente he escuchado que cada Presidente se ufana en afirmar que ha asignado el mayor presupuesto para dicho sector, en la historia de Colombia.
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Sin embargo, se sigue observando a un País con niveles de pobreza altos, con índices de delincuencia preocupantes y ni que decir, de los índices de corrupción. Todo indica que la educación en el caso de nuestro país no ha cumplido con su rol, como es ser promotor del desarrollo y humanizar la sociedad. 

De otra parte ni que decir de los problemas reiterados como son la inadecuada infraestructura, carencia de dotación, carencia de docentes, la falta de calidad y pertinencia, factores que inciden en los resultados de las diferentes pruebas que evalúan la educación, a manera de ejemplo, la prueba PISA donde los resultados no son nada favorables en los últimos años; haciendo claridad que si  la problemática es compleja en las instituciones educativas urbanas, en la ruralidad está en cuidados intensivos.

Las preguntas que se deben plantear son: ¿Por qué no hemos avanzado en términos de desarrollo como país, departamento y ciudad? ¿Por qué aún encontramos instituciones educativas que de instituciones educativas solo tienen el nombre dado que sus infraestructuras no invitan a estudiar sino todo lo contrario a no ir a estudiar? ¿Dónde están aplicados esos presupuestos, “los más altos”, según cada gobierno? ¿Por qué siendo la educación el motor del desarrollo, no es un sector privilegiado en forma real y cierta por cada gobierno?

A ratos pienso que las promesas que se hacen sobre educación, solo son un espejismo o quizás estrategia de campaña,  quizás de gobierno, dado que un país con una educación de calidad y pertinente tendría como resultado ciudadanos estructurados mentalmente, críticos y cuestionadores que como dicen los muchachos de hoy, “no comerían cuento” y por lo tanto, los supuestos aspirantes a los diferentes cargos públicos tendrían que ser mejores a su electores, tendrían que presentar proyectos coherentes, que vayan en beneficio de la comunidad en general y tendrían que hacer visibles los resultados de sus promesas.

Considero que llegó el momento de hacer un alto en el camino, de colocar la casa en orden y empezar por donde se debe empezar, soñar a Colombia como país, es decir, debemos definir la Colombia que queremos, ello nos dará luces para definir la educación a implementar con el fin de lograr hacer realidad esa Colombia. No podemos seguir dando pasos de ciego o tratando de actuar sin tener claridad hacia dónde vamos, o realizando inversiones sin sentido y sin criterio técnico, ejemplo de dicho ejercicio estratégico hay muchos, Finlandia, Singapur, Corea del Sur y el más reciente Polonia, considerados referentes mundiales en el campo de la educación.

FÉLIX RAMÓN TRIANA GAITÁN

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