¿Cuál crisis?

Columnista Invitado

El lunes 3 de marzo, a las 6:26 de la mañana, el presidente Petro nos dejó perplejos a muchos con un trino donde manifestaba: “Que pasé una mala semana dicen por ahí. La verdad no…”, luego del escándalo de corrupción del hijo y su hermano, y de la humillación, tortura, asesinato y secuestro de nuestros policías por falta de apoyo del Gobierno nacional.
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Y no contento con esto, el jueves pasado, luego de que varios medios titularan que habría cónclave petrista para salir de la crisis, escribió un nuevo trino preguntando: ¿Cuál crisis?

¿Será que el mandatario tiene un trastorno de personalidad no diagnosticado? ¿Será que su narcisismo y estado disociativo no lo deja ver la realidad? ¿Será que nos cree imbéciles a los ciudadanos? Cualquiera de estas es preocupante puesto que, nos guste o no, es el presidente de nuestro país.

El presidente Petro, tiene unos rasgos de su personalidad que no podemos ignorar; ya lo había expresado el destacado diplomático peruano, Felipe Ortiz de Zevallos, cuando afirmaba que este perfil de personas, como lo es Petro, no miran a los ojos al hablar; recurren a prejuicios y estereotipos, lo que le simplifica también el proceso de toma de decisiones; actúan como si todos los deseos propios debieran ser atendidos; demandan obediencia, a veces incondicional; exigen una confianza que no retribuyen; presumen de estar exceptuados de las reglas que rigen para los demás; y termina coludiéndose con otros poderosos para salirse con la suya. 

Adicionalmente, el mandatario ha demostrado una personalidad impulsiva, temperamental y emocional. Una fórmula peligrosa para un país dividido que requiere consensos para lograr unos acuerdos mínimos.

Preocupa, además, su desconexión con las personas con las que está gobernando. Varios de sus ministros manifiestan su preocupación de no tener línea directa con él. La saliente Ministra de Cultura contó que solo había hablado una vez con él. ¿Qué clase de liderazgo es este? 

No hay una línea clara y la toma de decisiones está al vaivén del estado de ánimo del mandatario. ¿Será que no dialoga porque es incapaz de reconocer que está equivocado? No hay nada más peligroso para un dirigente que rodearse de aduladores abstrayéndose de la realidad, lo que lo pone en un mundo aislado que lo reafirma en que todo lo hace bien y que sus contradictores o son ignorantes o son sus enemigos.  

Alejandro Gaviria reveló, en una entrevista radial, que en la Casa de Nariño asustan después de las 5:30 de la tarde; los que hemos trabajado en Palacio sabemos que esa hora es crucial en cualquier gobierno. ¿Dónde está el equipo de presidencia? ¿Dónde está la Secretaria General que es la torre de control del gobierno?.

Los amigos cercanos al presidente, en reuniones privadas, se muestran preocupados. Bien lo dijo su escudero de campaña Rudolff Hommes: “Esto no va a ser una república bolivariana como decía la derecha. El régimen se va a llamar ‘Yo Petro’. Para eso quiere facultades especiales. Yo Petro ahora va por nuestra salud”.

 

CRISTINA PLAZAS

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