Finagro: un caso de éxito de las inversiones forzosas

Columnista Invitado

Hace más de 30 años se firmó la Ley 16 de 1990, a través de la cual Colombia creó el Sistema Nacional de Crédito Agropecuario (SNCA) y Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro). Desde entonces, el país ha logrado consolidar una sólida política pública en materia de financiamiento, con un mecanismo e institucionalidad que ha irrigado crédito en condiciones de fomento a los diferentes subsectores que conforman el sector agropecuario y rural colombiano.
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Finagro como banca de desarrollo del campo colombiano, enfocado en fomentar el avance y la transformación productiva de las cadenas agroalimentarias, se ha fondeado a través de los Títulos de Desarrollo Agropecuario (TDA), que se han convertido desde entonces en la principal fuente de financiamiento del sector agropecuario. Gracias a los TDA, y al fortalecimiento de la política con el SNCA, los campesinos, campesinas y pequeños productores han accedido a tasas de interés que serían imposibles sin esta fuente de fondeo, tanto por el nivel de riesgo que presentan, como por el monto que suelen solicitar.

Los TDA no solo han generado una fuente de fondeo que permite a los pequeños productores acceder a crédito de fomento, sino que han permitido que toda la cadena de valor del sector agropecuario obtenga las mejores condiciones de financiamiento. Este diseño institucional y financiero ha consolidado a Finagro como la principal banca de desarrollo del campo colombiano, siendo un pilar fundamental para impulsar la inclusión crediticia en los territorios y acelerar las grandes transformaciones que requieren las actividades productivas.

Al cierre de 2023, Finagro contaba con 917.000 beneficiarios con un crédito activo, de los cuales 860.000 son pequeños productores (incluyendo pequeños productores de ingresos bajos); lo anterior, refleja los grandes logros de la entidad, así como el arduo trabajo que desempeñan los intermediarios financieros en la democratización del crédito. Basta incluso con ver las más recientes cifras, en las que se reporta que, entre agosto de 2022 y abril 2024, Finagro movilizó en crédito agropecuario y rural cerca de $49,9 billones.

Pensando en suplir las verdaderas necesidades del sector agropecuario, se ha construido un portafolio que brinda un respaldo con garantías a través del Fondo Agropecuario de Garantías (FAG), líneas especiales de crédito con tasa subsidiada (LEC) e incentivos como el Incentivo a la Capitalización Rural (ICR) y el Incentivo al Seguro Agropecuario (ISA). De esta manera, los productores y productoras agropecuarias logran tener a disposición el crédito con el costo más barato del mercado; factor esencial para asegurar la viabilidad financiera y la rentabilidad de cualquier proyecto de inversión agropecuaria.

Nuestro reto es seguir avanzando en construir estrategias e instrumentos que nos permitan acelerar la inclusión financiera de la ruralidad, acompañar los proyectos productivos y mitigar el riesgo. Sin embargo, es claro que nada de esto sería posible sin los TDA, con los cuales 917.000 productores y productoras – que en este momento tienen un crédito activo - han podido acceder al sistema financiero en condiciones de fomento a través de Finagro, impactando el crecimiento y desarrollo económico del sector agropecuario y siendo motor de empleabilidad.

 

Alexandra Restrepo

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