LA INCERTIDUMBRE CON VENEZUELA

Muchos aspectos preocupan en la relación con Venezuela a corto y mediano plazo; por más que se ha querido mejorar, los hechos no han podido marcar señales de optimismo y ese segundo mercado que tuvimos en otras épocas no ha vuelto a ser el mismo, y lejos sigue el espacio para poderlo experimentar.

En primer lugar, el cacareado tratado de libre comercio que ya se tiene en borrador no ha podido incorporar productos claves que interesan a las zonas fronterizas, relacionados con confecciones y calzado principalmente.
 
En segundo lugar, la deuda acumulada de Venezuela con los exportadores colombianos, todavía no ha tenido un juicioso compromiso de pago; se han cancelado a cuentagotas y mediando infinidad de trámites engorrosos 365 millones de dólares y todavía existe una incertidumbre por 150 millones adicionales.
 
Fuera de eso, el nuevo esquema de libre comercio que se pretende adelantar, no contempla todavía esquemas de pago que permitan deducir tiempos reales de las respectivas operaciones, lo que coloca en medio de un enorme riesgo a quienes pretendan vender productos al vecino país.
 
En tercer lugar, Venezuela no da señales de una seguridad jurídica confiable, que permita deducir que los esquemas vigentes o propuestos, van a tener términos de estabilidad de largo plazo como compromisos insustituibles y acatables.
 
En tercer lugar, preocupa enormemente la salud del Presidente Chávez, en donde nadie ha atinado a develar un escenario seguro hacia el futuro. El hecho de que el mandatario no haya querido revelar exactamente el tipo de patología que tiene, deja abiertas un sinnúmero de interpretaciones que generan todas las incertidumbres posibles.
 
Y como si fuera poco, el eventual desenlace fatal de su enfermedad, no deja ver en el escenario futuro un sucesor que pueda ofrecer garantías a un compromiso comercial serio y con alcances futuros.
 
Y adicionalmente a lo dicho, nuestro panorama de infraestructura sigue teniendo toda clase de tropiezos que impiden que un eventual tratado de libre comercio pueda atenderse con eficiencia en el transporte y con bajos costos en materia de fletes. Las actuales vías son intransitables, tediosas y llenas de amenazas, y por otro lado los proyectos nuevos no logran encausarse de una manera efectiva y real.
 
Pasamos de estudios serios que hoy son obsoletos, a una actualización anunciada, que no se sabe en donde va a terminar; si aconseja o no el proyecto; si lo somete a modificaciones o si lo lleva a una lista de espera por los costos que pueda ocasionar.

A todo esto se suma, la inseguridad en al área de frontera, con afectación a ambos lados, en donde todavía no es posible respirar un aire de tranquilidad.

Credito
Eduardo Durán Gómez

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