Las medidas tardías

Eduardo Durán

Muchos analistas de la opinión pública hemos venido sugiriendo desde el semestre anterior que el Banco de la República baje las tasas de interés para evitar desequilibrios en el comportamiento económico.

Cada vez que la Junta Directiva de ese organismo se reunía, se esperaba que se tomara la medida, pero sus integrantes se reafirmaban en mantener las tasas altas en una ortodoxia poco explicable, supuestamente para bajar la inflación.

El comportamiento inflacionario tenía dos hechos puntuales ajenos a las políticas macroeconómicas: el prolongado verano y el paro camionero que llegó a extenderse por más de dos meses.

Se comprobó que, desaparecidos esos dos elementos, la inflación volvió a descender.

Sin embargo, la economía, tal como se había anunciado, comenzó a descomponerse: el crecimiento ha bajado al 2%, la producción industrial ha caído, el desempleo preocupa en varias de las ciudades principales del país y la cartera vencida del sistema financiero crece a un ritmo del 16%, prácticamente el doble de los registros percibidos habitualmente.

Una economía en crisis y con ausencia de capitales para poderla oxigenar, precipita situaciones de angustia que hacen producir parálisis a muchos sectores que prefieren no usar recursos de alto costo y más bien aplazar sus proyectos de inversión o de incrementos de la producción.

Por otro lado, quienes han adquirido recursos del crédito para esos propósitos, se encuentran frente a una difícil situación para alcanzar niveles de rentabilidad que les permitan atender el costo del dinero.

Los indicadores demuestran pues, que el daño está hecho y que será muy difícil la recuperación de los sectores afectados, más cuando los bancos han apretado todas las medidas de recaudo para impedir que su cartera pase a niveles de difícil cobro y les toque provisionar esos vencimientos.

Lo que parece indicar es que no aprendemos del pasado, al país le ha tocado vivir momentos de zozobra económica por épocas de tasas altas, como cuando ocurrió en el gobierno de Samper, cuando sectores como la construcción quedaron estrangulados debido al enorme incremento de las tasas de interés y el comportamiento económico llegó a registrar tasas negativas, incrementándose el desempleo de manera dramática.

Un sector productivo sin recursos de capital razonable en costos, es una señal muy preocupante para el comportamiento económico del país.

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