La reforma educativa

Eduardo Durán

Quienes tenemos estrechos vínculos con el sector de la educación superior, estamos esperando la anunciada reforma, pues es precisamente uno de los que más requiere de dinámicas modernas y compaginadas con los adelantos que el mundo ha percibido en los últimos años, sobre todo aquellos derivados de la aplicación de las nuevas tecnologías, en donde ya vamos en la inteligencia artificial, sin que los instrumentos legales, vigentes desde 1992, se hayan preocupado por incorporar.
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La educación avanza a pasos agigantados en el mundo, en donde es posible apreciar instituciones educativas en países avanzados, que no solo asimilan de manera muy rápida los cambios, sino que son ellas mismas, con sus evolucionados proyectos de investigación, las que están fijando esos cambios y sentando los nuevos principios sobre los cuales se basan los adelantos y las transformaciones.

Por eso es que una ley marco, debe contemplar muchos elementos indispensables, más allá de los mecanismos de financiación, de manejo de burocracia, de formas de gobierno corporativo, sino que tienen que tener presente los elementos fundamentales relacionados con la investigación, la asimilación de las nuevas tecnologías y los compromisos con los componentes que integran el tejido social: las comunidades, las empresas, la globalización.

Un texto de reforma de un sector tan definitivo para impactar el futuro, debe estar llamado a la concertación, no solo con las entidades involucradas, sino con el sector privado y los elementos más representativos de la sociedad. También se deben consultar los modelos de los países más avanzados, pues constituyen una experiencia cierta y un camino ganado que hay que tener en cuenta.

Algunos expertos se han pronunciado en estos días sobre el tema y existen consideraciones de peso, para que ese marco legal pueda tener el soporte científico necesario, y para que la lógica de las situaciones, nos lleven a identificar procesos acertados que en verdad establezcan las bases requeridas para desarrollar el tema.

No podemos desconocer, que las estadísticas del desarrollo de los países nos indican que quienes han alcanzado niveles altamente satisfactorios en desarrollo y calidad de vida de las personas, son aquellos que han sabido implementar políticas educativas acertadas, de alto impacto y con la asistencia de elementos fundamentales que se derivan de optimas coberturas, de calidad de los programas y de aceptables procesos de eficiencia de los recursos; pero además, de la aplicación altamente visible de la investigación y de las tecnologías, sin desatender el elemento de la globalización, pues es necesario producir profesionales que sean competitivos en el escenario mundial.

Y, por último, no desperdiciemos el documento de la Comisión de Sabios, que no solo hizo un ejercicio ponderado de nuestro panorama educativo, sino que formuló unas recomendaciones muy puntuales, avaladas por su enorme experiencia y acreditación.

 

EDUARDO DURÁN

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