Porque usted lo ha pedido

Las diferentes comunidades en todo el país han marcado su destino por los próximos cuatro años.

Su voto o su abstención, permitieron el acceso de algunas personas a los cargos públicos locales. Su decisión demuestra el grado de madurez política que tiene el país; su decisión es el diagnóstico perfecto sobre la existencia o no de la soberanía popular o si aún el poder es un privilegio de ciertas élites, algunas de ellas mafiosas.

En estas elecciones me he convencido de la verdad que subyace a la frase "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen". Colombia debió haber aprendido la lección tras haber visto en los últimos años la tragedia de la contratación pública en Bogotá, los escándalos en programas como Agro Ingreso Seguro, las decenas de sanciones y destituciones de alcaldes, gobernadores, concejales y diputados, condenas a funcionarios de diferentes niveles por parapolítica o colaboración con los grupos armados ilegales.

Así mismo, en estos años hemos visto un poco de eficacia de la justicia pero se ha hecho cada vez más evidente su debilidad y lentitud por lo que hemos debido aprender a ejercer y exigir una responsabilidad política de los candidatos cuestionados que no se confunda, ni se reduzca a la responsabilidad legal y a una presunción de inocencia que resulta a la larga encubridora de graves conductas.

En este contexto, si los candidatos elegidos no responden a las expectativas ciudadanas, si no resultan honestos e idóneos es responsabilidad de los partidos y sobre todo de los electores.

Se habría hecho caso omiso de las múltiples advertencias, se habría obrado con una gran dosis de negligencia. Aunque los partidos deberían tener una especie de facultad discrecional a imagen y semejanza de la Fuerza Pública.    

No obstante, si estas elecciones no fueron aprovechadas en algunas zonas para cortar con ese pasado oscuro, siniestro y las prácticas corruptas e intimidatorias, debemos insistir y resistir.

Debemos comenzar a prepararnos desde ya para las siguientes elecciones, hay que cogerle ventaja a los delincuentes. No se puede empezar 3 o 6 meses antes cuando se trata de enfrentar organizaciones criminales cuya única ley es "plata o plomo".

En este proceso electoral nos queda un último "round": la acción de la justicia y de los organismos de control, frente a denuncias vigentes en contra de algunos candidatos de oscuro pasado que se posesionen e inicien una gestión riesgosa para el interés general y el futuro regional.

(*) Senador

Credito
JUAN MANUEL GALÁN P. (*)

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