El periodismo al servicio del país ha sido su vida. Las amenazas, los atentados, el asesinato de su hermana colega, de Guillermo Cano y de muchos compañeros de ideales y el exilio, no lograron disminuir su interés por investigar la realidad del país y denunciar la corrupción, el narcotráfico, el paramilitarismo, la guerrilla y todos los que atentan contra el bienestar de los colombianos. Eso ha sido María Jimena Duzán, una periodista apasionada y enamorada de su país, su gente, sus tradiciones, entre ellas la cultura popular, especialmente la salsa. Ella, María Jimena, y Fabio Castillo sufrieron en carne propia las consecuencias de su trabajo periodístico denunciando el narcotráfico cuando este infiltró los organismos de seguridad y casi todos los estamentos de la sociedad colombiana. El país les debe el reconocimiento que se merecen por su labor y el apoyo permanente que le dieron a El Espectador en la época que el narcotráfico puso de rodillas al Estado. Grato verla con su cara de yo-no fui, su sonrisa burlona, su irreverencia, su sarcasmo y su mamagallismo en las entrevistas televisadas. No muestra resentimiento por el pasado y transmite esperanza en el futuro del país. Volver a leer su libro “crónicas que matan”,  publicado hace 20 años y reeditado en el 2012 y complementado con un epílogo sobre la negociaciones de Barco y Gaviria, para muchos es repasar y para otros conocer la historia del narcotráfico y de los paramilitares, su penetración en los servicios de seguridad del Estado, en la clase política, los ganaderos, los industriales, los terratenientes y varios estamentos judiciales y del poder ejecutivo. Una realidad que no se puede ocultar y que sigue presente. Atentados y masacres realizados con la colaboración de uniformados de la Policía y del Ejército y de autoridades departamentales y municipales, casi todos en la impunidad. Desaparición a plomo de la UP. El asesinato de varios candidatos a la presidencia, incluyendo a Luis Carlos Galán. El asesinato anunciado del Director de El Espectador y la destrucción de la sede de este diario. Los atentados contra el general Maza y la sede del DAS y los asesinatos de oficiales de la policía y de jueces que habían logrado éxitos en la lucha contra el narcotráfico que solo dejo huellas de sangre e impunidad. Es innegable que han disminuido los atentados y los asesinatos de jueces y oficiales de la Policía, pero la culebra sigue viva y con poder. Tanto que son varios los que afirman que las condiciones están dadas para fundar el partido Morena que quisieron crear en el Magdalena Medio con el respaldo de Acdegan, la Asociación de Ganaderos del Magdalena Medio. Hay candidato hecho a la medida. José Félix Lafaurie, quien no solo se opone a la restitución de tierras, sino que lanza amenazas si se afectan a los ganaderos. Confesión no pedida. Da la pelea con las pezuñas de sus semovientes contra las negociaciones que adelanta el gobierno con las FARC. Tiene el derecho a hacerlo, aunque no sea a nombre Acdegan, sino de la Federación Nacional de Ganaderos.

Ñapa.-Los estudiantes de la UT convocaron a una reunión e invitaron al rector. Este asistió con un buen grupo de sahumadores. Los estudiantes con argumentos demostraron que él y su equipo son responsables de la situación que vive la UT. Le dieron sopa y seco. Ni pensar lo que pasaría si se contara con un movimiento estudiantil fuerte y bien organizado