Berracundeo: Vida y medio ambiente

Libros sagrados, incluyendo la Constitución Política de Colombia, consagran el Derecho a la Vida y al Medio Ambiente. El Decreto Ley 2811 de 1974 (Art,1º) establece: “El ambiente es patrimonio común.

El Estado y los particulares deben participar en su preservación y manejo, que son de utilidad pública e interés social. La preservación y manejo de los recursos naturales renovables también son de utilidad pública e interés social”. De acuerdo con la norma citada y  los artículos 1 y 58 de la CPC, se debería privilegiar el interés general “por la conservación ambiental sobre actividades sectoriales que benefician a unos pocos como la minera, …” (Garay. Minería en Colombia)

“El Estado es propietario del subsuelo …”(Art.332 CPC) y este no solo contiene minerales. Es el medio  que hace posible gran parte de los procesos vitales que se dan en la superficie y algunos minerales son el hábitat de organismos vivos y son el medio conductor de las aguas subterráneas que también  deben ser objeto de protección y manejo especial. Viene al caso el peligro que corre, la que para algunos es la mayor reserva de agua subterránea del país, situada entre El Salado y Ambalema, con la posibilidad de establecer en Piedras la planta  de metalurgia que recibiría  lo extraído en La Colosa. El río Opia se está muriendo y no se le puede dar sepultura, incluyendo sus ostras, para satisfacer las ambiciones de quienes a su paso solo dejan destrucción, miseria y muerte. 

Hasta en esto se ve el tráfico de influencias. Dicen las buenas lenguas que la primera parte de la operación fue lograr sacar del Tolima al procurador agrario Diego Alvarado. Siguió la bendición del Sacristán Procurador a dos parapolíticos de la región.

Llegó el Procurador que necesitaban y ya comenzó a darle madera a Cortolima y a Piedras en beneficio de Anglogold. A riesgo de ser acusado de un atentado, algún ecologista debería regalarle una copia de la Declaración de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 al procurador ambiental y agrario del Tolima ,que en su artículo 1 numeral 6, Principio 15 hace mención AL PRICIPIO DE PRECAUCION: “Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplica ampliamente el criterio de precaución conforme con sus capacidades. 

Cuando haya peligro de daño grave e irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente.” . Queda muy claro que las acciones implementadas  por Cortolima   tienen sustento en las normas y trata de defender los intereses de los tolimenses. Algo que lo hace merecedor del respaldo de las autoridades y la ciudadanía, mientras  Anglogold solo quiere asegurar ganancias y la  destrucción del Tolima.

Cuando los gobiernos de casi todo el mundo toman medidas para disminuir los efectos del cambio climático y para protegen el medio ambiente, especialmente sus recursos hídricos, Colombia se le monta a una locomotora minera que avanza por encima de comunidades y autoridades locales y regionales. Mientras El Salvador estudia una ley para suspender indefinidamente la minería, el presidente Santos manda al carajo a los conncejos municipales  en temas de minería. Centralismo de medio pelo y democracia no participativa.

Pero la canoa no se ha hundido. Crece el movimiento en defensa del medio ambiente. El director de Cortolima cumple su labor institucional defendiendo los intereses ambientales de los tolimenses, el alcalde de Piedras nos recuerda al padre Angoitia defendiendo a sus campesinos contra las injusticias de las autoridades  y el gobernador del Tolima ha tomado la bandera de  la defensa de los intereses ambientales del departamento. Habló claro: los tolimenses no vamos a soportar los daños de la locomotora minera con la que se gestionan argumentos de guerra para la paz. Una especie de salto al principio 25 de la Declaración de Río de Janeiro: “La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables”.

Pero le falta una pata a la mesa. Le falta la unidad de los tolimenses que quieren recordar a los abuelos contando los mitos y leyendas que nos regalan los ríos y montañas, rasgando el tiple y cantando bambucos, cultivando la huerta y  preparando la chicha para el San Juan. A ese Tolima lo tenemos que salvar de la arremetida de quienes quieren destruir nuestro pasado y nuestro futuro galopando sobre cascos de injusticia, sangre y muerte. 

Y pilas, carajo! El primer punto aprobado por los negociadores en Cuba incluye agua potable, protección de zonas de reserva y defensa del medio ambiente. El que no lo entienda que cambie de enjalma.

El mensaje es claro: nos unimos o nos lleva satuple.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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