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Un paramuno dedicado a cuidar la naturaleza de su entorno que le permitió llevar turistas por la “Ruta del cóndor” y proteger los frailejones y el bosque que anidaban su ave encantada, bosque que fue objeto de tala por personas sancionadas por Cortolima.
Mirando por el ojo tuerto la revista Semana suelta varias chivas sin patas. Las Farc nunca han estado por los lados de África, la finca que cuidaba Cejas, y un solo pendejo no puede meterse a aserrar madera para organizar un campamento para una disidencia que quieren hacer figurar en la zona. Se necesita estar demasiado enjalmado para tratar de hacer amigos asesinando a la persona más querida de la región.
Claro que la rigurosa investigación de Semana adoba el sancocho de murciélago lanzando la chiva que faltaba, calificando a Sangrenegra como “el mítico y despiadado bandolero conservador…”, cuando todo el mundo sabe que siempre se presentó y figuró como liberal y así lo registra la historia.
Artículo cortina o cortina para operativos de la nueva onda. Por lo menos una tomada de pelo a los de Santa Chava que, aquí entre nos, tenemos la obligación de unirnos para costear los estudios universitarios de Olga, la hija de Cejas.
Increíble la lección de amor a la naturaleza y a su tierra que le dio Cejas a los tolimenses, especialmente a esos politiqueros que avergüenzan hasta el perro y el gato. Recientemente le dijo a un periodista: “Esa es mi tierra, es lo que amo y de allá no tengo por qué salir” Su hija que terminó bachillerato el año pasado y al preguntársele qué pensaba hacer, respondió: “Estudiar Pedagogía Infantil para trabajar con niños del campo”. Lecciones para la vida...
El virus de moda, tan dañino como las actuaciones de Cianurito Martínez y la ética de Paloma Violencia, ahora convertida en abanderada de la paz, ha servido para demostrar el corto vuelo de una clase dirigente con alas recortadas y exageradamente ignorante de la ética. Esa cantera ya se deja ver en la UT con el desfile, por cargos importantes, de personajes con prontuarios que avergüenzan a la comunidad universitaria y a todos los tolimenses. Para aquellos sobran cupos en las filas de la delincuencia cultural, que no se cansa de pisotear la cultura. Y los responsables somos todos.
Ñapa: Indignación es lo que generan las amenazas –coronas y sufragios- que recibió el médico intensivista Barranquillero José Buelvas, como pago por su abnegada labor en la primera línea de combate contra el Covid-19. Ese proceder, sin lugar a dudas, corresponde al talante mafioso que campea en Colombia y que cada día es más fuerte. ¿Hasta cuando?
S.O.S: -. Quiénes responden por el daño ambiental que se está haciendo en Calambeo
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