En todas ellas hay muy buenos candidatos, en algunas de ellas demasiados candidatos buenos, y en otras, a pesar de la existencia de excelentes opciones persiste el peligro de que salgan elegidos los malos, o los candidatos menos calificados.
En Bogotá ya habÃa un problema antes de que Antanas inscribiera su candidatura, como lo señalé hace tiempo en una columna anterior, porque habÃa tantos candidatos calificados en el centro del espectro polÃtico que existÃa el peligro de que se repartieran ese voto mayoritario y ganara Petro, el candidato de izquierda, con una minorÃa de los votos. Este problema se ha agravado con la llegada de Mockus, lo que facilitarÃa el triunfo de Petro. Esto significarÃa que la izquierda va a continuar al frente de la ciudad y serÃa algo que no se merece pese a los esfuerzos de Clara Eugenia López para limpiarle la cara al récord de su partido que ha sido desastroso.
En Barranquilla, Alex Char puede estar orgulloso de haberle dejado el camino despejado a su sucesora, Elsa Noguera, que fue uno de los dinamos de su administración y que tiene todas las cualidades para hacer una muy buena alcaldÃa. Barranquilla puede tener la misma suerte que tuvo Bogotá y beneficiarse de una racha de buenos alcaldes. Ello le cambió la cara a Bogotá y la calidad de vida a sus habitantes por un tiempo.
En Cali no es claro que va a suceder pues la alcaldÃa se la disputan con igual probabilidad de éxito dos candidatos con muy diferentes cualidades. Si el electorado fuera racional, el ganador serÃa Rodrigo Guerrero que ya fue muy buen alcalde y tiene comprobada empatÃa con los problemas sociales de su región y de su ciudad. Pero su adversario, Sigifredo Lopez, fue el único sobreviviente del grupo de diputados secuestrado y sacrificado por la guerrilla y es un avezado polÃtico tradicional. La mezcla de emoción y de maquinaria a su favor puede jugar en contra del mejor candidato.
En MedellÃn, hace unos meses parecÃa que Luis Pérez le podrÃa arrebatar la alcaldÃa a Anibal Gaviria, joven promesa del Partido Liberal que también tiene apoyo de los independientes y de la “ola verdeâ€. Ahora, al parecer, va adelante Gaviria que cuenta con un poderoso respaldo entre la ciudadanÃa y el establecimiento. La ciudad se debate entre dos candidatos capaces e inteligentes, entre el cambio y el clientelismo.
En Cartagena, el candidato con mayor probabilidad de salir elegido se volvió muy popular porque orientaba un programa de radio que les pide cuentas a los polÃticos y a los funcionarios, imitando lo que hacÃa Uribe en los consejos comunales, con muy buenos resultados en ambos casos. El récord de los locutores como mandatarios no ha sido bueno, pero siempre puede haber un primero que resulte exitoso. El alcalde elegido en Cartagena va a tener que superar a la alcaldesa actual, que sale con una alta favorabilidad y que a pesar de que no haber estado completamente a la altura de las expectativas que habÃa suscitado como candidata, si ha sido muy superior a sus antecesores y supo interponer una barrera de contención frente a la politiquerÃa tradicional.
La elección de alcaldes es clave para el desarrollo nacional porque es a nivel local donde se toman las decisiones más importantes de polÃtica social (empleo, seguridad, educación, salud, servicios públicos esenciales) y donde se definen las reglas de convivencia en un paÃs en el que las ciudades son el refugio de las vÃctimas de la interminable violencia rural.
Hay señales muy alentadoras para las próximas elecciones de alcaldes en las principales ciudades.
Credito
COLPRENSA
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