Derecho a la autocrítica

Juan Carlos Aguiar

Mi fascinación por la Revista Semana nació en 1994, cuando develó el ingreso de millones de dólares del narcotráfico a la campaña que llevó a Ernesto Samper a la Presidencia de Colombia. Un escándalo que nos ponía en la picota internacional.
PUBLICIDAD

No conformes con que éramos vistos como uno de los mayores productores de droga, teníamos un Jefe de Estado impedido para gobernar. Años más tarde, en 1998, conocí a Daniel Coronell, recién nombrado Director de Noticias RCN, medio para el cual yo trabajaba como Corresponsal en Manizales. Yo tenía 26 años y Daniel, con 34, era bastante joven para el cargo que ostentaba gracias a su experiencia y olfato periodístico. En cuestión de meses llevó a los noticieros de televisión del Grupo Ardila Lulle al primer lugar de sintonía. Luego, tras cumplir ese ciclo, regresó al frente de su propio noticiero, quizás el más independiente de Colombia, como su eslogan lo indica. La historia de Daniel se cruzó con la de Semana cuando lo invitaron a escribir una columna en sus páginas, que con disciplina y apasionada labor de reportero de investigación, convirtió en la más leída. A finales de 2005 recibí la oportunidad de ser corresponsal en Colombia de Univision, donde entrevisté un par de veces a Daniel, como víctima del espionaje ilegal que realizó el DAS durante los gobiernos de Álvaro Uribe. Siempre fue muy amable y generoso. Coronell se convirtió en un periodista que hace temblar a poderosos y Semana en uno de los medios más prestigiosos. En 2010, cuando él fue nombrado Director de Noticias Univision, una vez más quedé bajo su mando, mientras yo seguía siendo un lector incondicional de Semana. A Daniel lo he visto siempre como un verdadero maestro y creo no equivocarme al afirmar que muchos periodistas, que nos hemos formado a su lado, sentimos una gran admiración y una intensa gratitud hacia él. Seguro que no es perfecto, pero se esfuerza a cabalidad por ser un hombre íntegro y guiado por la ética y la moral, principios fundamentales del periodismo. A Semana la sigo leyendo con disciplina y fidelidad, a pesar de que algunas veces no comparto sus decisiones o líneas editoriales. Hoy me duele, como me dolió hace casi un año, saber que Daniel se va de sus páginas. No solo por los motivos que lo llevaron a escribir su última columna, sino por la forma en que lo notificaron. Creo en el derecho inalienable que tenemos los periodistas a la autocrítica y por ende a cuestionar lo que creemos no se hace bien desde las salas de redacción de los medios para los que trabajamos. La autocrítica es un pilar en el proceso de crecimiento y aprendizaje diario de quienes ejercemos este oficio. Si no lo hacemos nos convertimos en un medio de propaganda y ahí es mejor cerrar las puertas y dar un paso al costado para dejar avanzar a quienes vienen detrás, y quieren hacer buen periodismo. A Daniel mi aplauso y mi admiración, seguramente lo seguiremos leyendo. Su capacidad de reinventarse es bien conocida. A la Revista Semana una invitación para que desde sus páginas se abran a la autocrítica para no perder el rumbo que la ha llevado a ser tan seguida y respetada por los colombianos. No puedo negar que la seguiré leyendo con la esperanza de que siga siendo la misma de 1994, cuando me atrapó desde sus páginas.

JUAN CARLOS AGUIAR

Comentarios