Otra oportunidad de vida

Juan Manuel Díaz

Milagro de Dios y una segunda oportunidad de vida. No puedo llamarlo de otra forma a lo ocurrido con mi papá, una persona de 59 años con algunas comorbilidades, y quien, a pesar de estar cuidándose, fue contagiado de Covid, teniendo que ser internado en la UCI por más de una semana por neumonía, la misma dolencia que se llevó al ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo.
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Luego de una difícil semana con él en casa, desde el resultado positivo, cuidándolo con inhaladores y un concentrador domiciliario de oxígeno, la mañana del 9 de enero definitivamente tuvimos que llevarlo a urgencias, pues su saturación no subía más de 76, y sus condiciones para levantarse e ir al baño eran bastante reducidas.

Lo primero que debo decir es que si no hubiéramos tenido el oxímetro, ni los cuidados que tuvimos con él en casa durante esos cinco días que permaneció con nosotros antes de ser hospitalizado; mi papá no podría estar contando el cuento. Lo segundo es un consejo que quiero dejarle a quienes me leen: debemos perderle el miedo a acudir a los servicios médicos, pues de no haber ido a urgencias, es probable que él no hubiera soportado más tiempo solamente con el amor y los cuidados de mi hermana y mi mamá quienes hicieron lo que pudieron por estabilizarlo.

De ahí en adelante desde ese sábado 9 hasta el sábado 23 de enero, fecha en la que salió victorioso de la clínica; los días fueron de incertidumbre, de mucha oración, de lágrimas, pero también de mucha reflexión. Los partes médicos eran escasos y desalentadores, y las videollamadas que muchas veces vemos que les tocan a otras personas para despedir a sus familiares desde la UCI, nos tocaron a nosotros como abonando un terreno que nos parecía imposible de pisar.

Hoy luego de una intervención divina, de la oración de muchísimas personas, y de muchos cuidados en casa, mi papá avanza en su recuperación, y desde luego que son muchas reflexiones las que hemos hecho. Por ejemplo, que uno nunca piensa que una situación así le vaya a pasar, mucho menos cuando los cuidados de todos en casa habían sido extremos.

Por ello y como lo he venido haciendo desde el principio, así a algunas personas les moleste o puedan pensar que exagero: por estos días amar es no abrazar, no visitar, no estrechar manos, y usar una mascarilla.

No podemos seguir despidiendo gente por culpa del descuido con las medidas. Cuiden a sus papás, abuelos, tíos, porque los jóvenes podremos soportar el virus, pero nuestros adultos mayores que se han cuidado en casa, quizás no. Esta situación es real y vivirla es lo más duro que nos ha tocado enfrentar como familia.

De parte de mi papá: gracias infinitas a todo el personal médico de la Clínica Nuestra de Ibagué Dr. Edwin Torres, Dr. Zapata, y enfermeras y enfermeros.

JUAN MANUEL DIAZ BORJA

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