Las nostalgia del olvido 20 de Julio y 7 de Agosto: ¿Qué podemos decir hoy?

María Yolanda Jaramillo G.

Cuando predomina la ausencia de liderazgo del gobierno departamental y el gobierno municipal, en la conmemoración de dos importantes acontecimientos de Nuestra Historia, el 20 de Julio y el próximo 7 de Agosto.

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Predomina la ausencia de liderazgo del gobierno departamental y el gobierno municipal en la conmemoración de dos importantes acontecimientos de nuestra historia, el 20 de julio y el próximo 7 de agosto.

Es cierto que el Estado ha propiciado una política nefasta sobre la “memoria y el olvido” en las aulas escolares, es la indiferencia ante la historiografía, y el análisis e interpretación de los hechos humanos a través del tiempo y del espacio geográfico. La memoria es patrimonio colectivo y de obligatorio derecho de quienes se forman en los escenarios de educación y cultura, rechazando la riqueza espiritual y humana que se transmite a lo largo de las generaciones. Es como una nueva forma de “colonización cultural”. Como nuestra historia es digna de los tiempos heroicos, que en ella se gestaron, expondré en síntesis nuestra memoria histórica del  7 de agosto. La confrontación tuvo lugar en los llanos colombo -  venezolanos en la provincia de Casanare (Arauca, Meta, Vichada, Guaviare, capital Pore), este extenso territorio se unía con los llanos venezolanos conformando una parte muy importante de la Nueva Granada, porque su abastecimiento cubría a medio país. En los inicios de la confrontación militar (1817-1818) el general Santander fue enviado como comandante militar a esta provincia; contaba con 100 llaneros en la caballería, 130 infantes, y 1.000 caballos disgregados en el sector; con ellos le tocó formar un ejército (enseñar el uso de las armas y demás ejercicios militares), no había necesidad de reclutar, la mayoría lo hacía voluntariamente y generalmente eran patriotas del altiplano, los cuales se sentían inermes, carecían de la rudeza del hombre del llano y de sus hábitos. Santander escribió: “los caballos y el ganado se tomaban donde los encontraran (como bienes comunes), el que tenía vestido lo usaba, el que no, montaba desnudo su caballo con la esperanza de adquirir un vestido en el próximo encuentro con el enemigo, todos estaban obligados a pelear, era una guerra a muerte”, el Ejército español le tenía temor a la fiereza del llanero, evitaba enfrentarlo directamente, incursionaba en el llano arrasando trapiches, cementeras, cañaverales, etc.  Pablo Murillo escribió: “todo es sangre, destrucción y horrores, entre montones de cadáveres que resultan de cada acción, ganada o perdida”. Los llaneros se convirtieron en la primera fuerza del posterior triunfo en Boyacá, para ellos fue un acto heroico cruzar el páramo de Pisba, acostumbrados a vadear correntosos ríos y a domar caballos salvajes bajo el ardiente sol, ahora morían de frío, en las heladas cumbres. El 25 de julio se enfrentan en el Pantano de Vargas, estaban derrotados, Bolívar acudió a Juan José Rondón, y le dijo: “Coronel salve usted la patria”; y así con  14 valientes llaneros se obtuvo la victoria. En este acontecimiento se perdieron muchas vidas entre ellos el coronel Jaime Rooke e Inocencio Chinca. Pero la gran victoria final la obtendría quien tomara la delantera a Tunja, la estrategia de Bolívar lo permitió, en dos horas de combate se ganó con mínimas bajas; eran las  cuatro de la tarde del glorioso día  7  de agosto de 1819. Con la batalla de Boyacá nacimos como nación independiente; los cambios políticos que empezaban a generarse abrían el camino hacia la democracia en un ambiente de libertad. Correspondía al sueño de libertad que el libertador buscaba con “La Gran Colombia” cuando afirmó: “Yo deseo más que otro alguno, ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza, que por libertad y gloria”.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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