¿Ampliar el período de Santos?

La propuesta de Piedad Córdoba, de ampliar el período del presidente Juan Manuel Santos y del Congreso por dos años, ha pasado casi inadvertida por parte de las directivas políticas, del Gobierno nacional y de los ciudadanos todos, pero es algo que debería analizarse porque podría contribuir, de muy forma positiva, a que se haga un proceso de paz bien hecho.

La propuesta de Piedad Córdoba, de ampliar el período del presidente Juan Manuel Santos y del Congreso por dos años, ha pasado casi inadvertida por parte de las directivas políticas, del Gobierno nacional y de los ciudadanos todos, pero es algo que debería analizarse porque podría contribuir, de muy forma positiva, a que se haga un proceso de paz bien hecho, que garantice estabilidad, perdurabilidad y reconciliación. De las carreras no queda sino el cansancio.

Prorrogar el mandato del Presidente y del Congreso, evitaría que se tejieran suspicacias sobre que Santos busca la paz para reelegirse. Algo en lo cual han insistido los expresidentes Uribe y Pastrana.

Pero, además, asumiendo incluso que algo de esto puede haber, se les quitaría a las guerrillas una ventaja estratégica en la negociación. Mientras que ellas parecen no tener ninguna prisa, el gobierno sí. Tiene razón el presidente de la República en que el proceso no puede eternizarse, pero tampoco hay que hacerlo a las volandas, a una guerra de cincuenta años no se le pone fin en meses.  

A las Farc no les falta razón en que la paz tiene sus propios tiempos y que no se debe supeditar a las premuras electorales. Esta vez es cuando más se ha avanzado en la negociación.  

Las condiciones internas y externas están dadas para que por fin haya paz en Colombia y sería dramático que la oportunidad se malograra por mezquinos intereses electorales.

Pastrana ha subrayado, por otra parte, que Santos carece de un mandato político para hacer la paz. Eso es cierto, pero sólo parcialmente. La paz es un derecho consagrado en la Constitución y el Gobierno no necesita un mandato electoral para garantizarla, es su obligación. 

Lo que sucede es que nos hemos acostumbrados a la guerra y creemos que aún subsiste el mandato político que ordenó hacerla. No. Ese mandato se agotó el 6 de agosto de 2010. Ahora bien, en aras de la discusión aceptemos la tesis de Pastrana. Pues entonces una enmienda constitucional, de carácter plebiscitario, que ampliara el período presidencial y del congreso subsanaría esa aparente deficiencia. La propuesta de Piedad Córdoba es sensata e inteligente y debería estudiarse.

Demuestra que el actual proceso es dialógico, es decir, que en él concurren ‘lógicas’ diferentes que interactúan a pesar de ser antagónicas y poseer cada una su propio interés. El proceso de paz se está politizando, en el mejor sentido de la palabra. Inclusive sus principales críticos (Uribe y Pastrana) están jugando un papel importante porque obligan a las partes a comunicarse y a buscar puntos de entendimiento que permitan avanzar. 

Desde esta perspectiva la cosa va bien. Sin embargo, los ciudadanos deberíamos ser más activos. Hay momentos en que pareciera que esto de la paz no le interesa sino a una minoría. La marcha del 9 de abril estuvo bien, cómo negarlo, pero fue un episodio muy bogotano que careció de correspondencia nacional. De allí la importancia de los foros regionales que adelanta el senador Roy Barreras.

Cambiar el calendario electoral podría contribuir también a que disminuya la crispación política y, por qué no, permitiría crear condiciones para que Santos busque un acuerdo entre todas (léase bien, todas) las fuerzas políticas democráticas que están por ella, a fin de darle al proceso garantía de continuidad. No creo que Pastrana sea un enemigo del proceso de paz. El gobierno haría bien en acercarlo. Escucharlo y, por qué no, atender algunas de sus recomendaciones. Santos y Petro enviaron un mensaje de reconciliación el pasado 9 de abril, sembrando juntos una palma de cera. Nadie está obligado a pensar igual, ni es lo deseable, pero sí a buscar acuerdos en aras de ideales como la paz. Es lo que acaba de hacer Piedad Córdoba. Por qué no escucharla.  


Credito
GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

Comentarios