Innovar sin fronteras

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Al sur del cerro de Pacandé, entre el río cabrera y el cerro del altamisal se encuentra un pequeño municipio que desde hace años tomó la decisión de hacerse cargo de su propio destino; Alpujarra.

Allí, gracias al liderazgo de sus gentes, se vive un modelo de desarrollo endógeno que ha logrado hacer de este poblado un remanso de paz y progreso.

Alpujarra es ejemplo de organización y trabajo solidario. El Alcalde, el rector, los concejales, los empresarios, los líderes comunales, todos, recorren el mismo camino.

Buscando el desarrollo, cada quien aporta un grano de arena. La diáspora alpujarreña hace lo propio, han migrado las personas pero no los corazones.

Sus líderes, sin quererlo y tal vez sin saberlo, han implementado un modelo de desarrollo local que funciona.

Dicho modelo tiene características muy particulares. Existe una escuela de liderazgo no institucionalizada, orientada por Jaime Gustavo Osorio Gómez, quien ha formado dirigentes y elegido alcaldes que viven los procesos políticos y sociales, permitiéndole al municipio proyectar las metas en el mediano y largo plazo; ninguna obra de gran envergadura se construye en un sólo periodo electoral, se requiere más de uno.

La institución educativa Felisa Suárez de Ortiz, gracias al empeño de su Rector Plutarco Rojas, es quien coloca las bases para las transformaciones sociales y económicas del municipio. La vocación académica empresarial sumada a la central cafetera está formando jóvenes que en poco tiempo liderarán los procesos productivos locales.

Alpujarra, tradicionalmente cafetero, está avanzando en un proceso de transformación productiva. El sector frutícola y en particular la piña, mediante modelos de alianzas productivas, está ganando espacio en la estructura productiva y en la actividad económica del municipio.

Como ocurre con la mayoría de los municipios tolimenses el presupuesto de ingresos de Alpujarra es mínimo, para este caso no supera los cinco mil millones, de los cuales más del 80 por ciento provienen del SGP. Los recursos no alcanzan para construir grandes obras, sin embargo, con mucha gestión y creatividad, este pequeño pueblo ha logrado construir su infraestructura con el apoyo de los recursos de la Nación.

Los servicios locales son un ejemplo de resaltar; el acueducto es administrado por una asociación de usuarios y la Edat lo está adecuando, existe una emisora comunitaria que funciona desde el colegio, el relleno sanitario opera bajo buenas condiciones, el servicio del gas tiene un cubrimiento de casi el 100 por ciento y existe sede del banco agrario.

Los últimos proyectos que ya se vislumbran y que aportaran al desarrollo local son la central frutícola y el Innovar. El alcalde, Darío Martínez, gracias a la confianza creada desde el Programa Paz y Región de la Universidad de Ibagué, está empeñado en fundar un instituto de innovación regional que ofrezca a la región programas técnicos, tecnológicos y profesionales, para ello ha encontrado en Eduardo Aldana y Alfonso Reyes un valioso apoyo para alcanzar el sueño de tener en un futuro cercano una Institución de educación superior que haga parte de la red de innovares.

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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