El horror vivido por los habitantes en un barrio del sur de Ibagué hacia el medio día del pasado viernes cuando una explosión destrozó a dos personas que transitaban en una moto, le debe recordar al Gobierno municipal, a la Policía nacional y a todos nosotros en general, lo necesario que es trabajar en fortalecer la seguridad en nuestras ciudades y cascos urbanos. 

Que la Policía haya encontrado material bélico en una casa de Ibagué, como también se han encontrado en anteriores ocasiones en otras casas de algunos municipios reclama mayor atención de parte de los organismos de seguridad e inteligencia. 

Infortunadamente no es la primera vez que un hecho de estas características ocurre en nuestro Departamento, y aunque la percepción de seguridad es alta según los últimos estudios, situaciones como esta nos convoca a pensar en la necesidad de estar evaluando y actualizando la política de seguridad.

Es lógico pensar que cualquier política de seguridad requiere para su diseño e implementación definir un escenario de posconflicto ya sea que se alcance o no un acuerdo de paz con el grupo de las Farc. 

El tema de seguridad es un problema complejo que supera la presencia y acción terrorista en nuestro Departamento de dicho grupo armado.

En primera instancia, cualquier política de seguridad que se desee implementar debe tener como principios el absoluto respeto por los derechos humanos y el fortalecimiento del sistema judicial. La seguridad es cuestión de todos y por lo tanto es fundamental que cuente con el apoyo de todos.

De otra parte, es necesario fortalecer el recientemente creado Observatorio de convivencia, seguridad y derechos humanos del Tolima con el fin de realizar un mayor seguimiento a las situaciones de delito que se presentan en todo el territorio departamental. Además, es importante estudiar y analizar situaciones sociales como pobreza y desempleo ya que estas se relacionan directamente con comportamientos delictivos.

Fortalecer el Fondo de seguridad debe ser una prioridad. Las inversiones deben realizarse en tecnologías modernas e innovadoras que hagan más eficiente el trabajo de todas las autoridades policiales y judiciales, así los recursos que se apropien para este tipo de proyectos tendrán una alta tasa de retorno en términos de seguridad ciudadana y prevención del delito. 

Es muy difícil comprender y aceptar, en pleno siglo XXI, que no exista un sistema de seguridad basado en video cámaras. 

Este sistema debe contemplar no solo las cámaras fijas sino que también debería incluir el interior de los buses y busetas. 

De otro lado, y por citar solo otro ejemplo de muchos más, el Tolima necesita un callcenter de cobertura departamental de alto nivel técnico y tecnológico que atienda sin colapsarse y sin congestionarse.    

Es claro que se requiere respuestas oportunas, efectivas y coordinadas ante la demanda de la comunidad no solo para alcanzar altos niveles de confiabilidad y apoyo a las instituciones sino sobre todo para así preservar la vida e integridad de los ciudadanos.