Presupuesto y paz

Hugo Rincón González

Ahora que nos informan que las Comisiones Terceras y Cuartas del Senado y la Cámara de Representantes discuten el Presupuesto General de la Nación del año 2019, con base en la propuesta presentada por el gobierno anterior por un monto de $259 billones de pesos, conviene que nos detengamos en la pertinencia de esta discusión para todos los colombianos.

Primero aclarar que el Presupuesto General de la Nación es el instrumento de asignación de recursos financieros para el cumplimiento de las políticas y los objetivos estatales. Constituye la expresión financiera del plan de trabajo anual de los organismos y entidades del Estado. En él se preverá la cantidad y el origen de los ingresos, se determinará el monto de los gastos autorizados y los mecanismos de financiamiento.

Según el cuestionado Ministro de Hacienda, el Presupuesto General de la Nación para el próximo año está desfinanciado en $25 billones y por ello hay que salir a conseguir más plata y hacer unos ajustes que significan recortes en el gasto público y reasignación a algunos sectores que son de interés para el nuevo gobierno.

Según la revista Dinero, el faltante más grande está en los recobros del sistema de salud, al que le faltan $3 billones; en segundo lugar están los pagos de las sentencias ejecutoriadas con $2,8 billones; le siguen “Más familias en Acción” con $1,9 billones. Para aumentar la cobertura de atención a la primera infancia, programa del Icbf, faltan $1,6 billones, mientras que para la atención a la población vulnerable, proyectos productivos e infraestructura todavía no se sabe de dónde saldrán $1,5 billones”.

Esta discusión se vuelve tremendamente técnica y debe sin embargo ser clara para los ciudadanos. Conocer que por intereses de deuda externa se pagan cerca de $30 billones, el Sistema General de Participaciones cuesta $34 billones y las mesadas pensionales representan $40 billones. Estos rubros significan cerca del 80% del presupuesto.

Por el desfinanciamiento del presupuesto, el Ministro de Hacienda le plantea a las comisiones del Congreso que “… es necesario efectuar reducciones al proyecto inicialmente presentado liberando espacio de aquellas apropiaciones susceptibles de ser reprogramadas en posteriores vigencias fiscales y de esta forma liberar recursos para incorporar los nuevos requerimientos de los citados programas y proyectos desfinanciados”. Como quien dice, se le echa tijera a algunos temas para re direccionarlos a otros y los demás que esperen.

Preocupa en esta discusión que el tema del posconflicto será el gran sacrificado, pues según señalan algunos congresistas, el recorte para los compromisos adquiridos en el punto Uno de los acuerdos referidos a la Reforma Rural Integral, será mayúsculo. Ha trascendido que las dos principales agencias (Agencia para el Desarrollo Rural –ADR– y la Agencia de Renovación del Territorio –ART–), para impulsar y avanzar en la implementación de este punto de la agenda, tendrán recortes superiores al 55%.

Debemos recordar que estas dos instituciones son claves en la arquitectura diseñada para la implementación de los acuerdos de paz, puesto que tienen que ver con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial Pdet y con todo lo relacionado con la adopción de planes de desarrollo agropecuario y rural integral.

Que la política se traduce en el presupuesto nos decía un profesor de desarrollo regional, y eso queda claro, cuando por el contrario en la propuesta que discuten las Comisiones Terceras del Congreso, la inyección de recursos para las fuerzas armadas se incrementa en más del 50%, según refieren los congresistas que estudian el proyecto presentado por el Ministro de Hacienda.

Preocupa la intencionalidad política del Presupuesto General de la Nación y su énfasis no en la paz sino en volver al conflicto armado y más si tenemos en cuenta que por estos días, con las declaraciones de algunos representantes del alto gobierno, no se excluye la posibilidad de una confrontación bélica con Venezuela, por lo que ya se habla de la compra de todo un sistema de defensa para repeler los ataques aéreos que podrían presentarse si el teatro de la guerra se diera en nuestro territorio.

Decía una sentencia de Kaustky: “puede que a ti la guerra no te interese, pero a la guerra tú sí le interesas”.

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