Las mujeres desplazadas

La presencia de familias desplazadas, pidiendo limosna en los sitios donde hay semáforos en Ibagué, es un fenómeno que no disminuye. Parece que los desplazados fueran invisibles a pesar de la situación dramática que manifiestan.

El alcalde Jesús María Botero, a comienzos del presente año informó que a Ibagué han llegado 51 mil 600 desplazados en los últimos años, cifra que es suficientemente grande como para poner a pensar qué hacer frente a este problema.

Dicho número de desplazados equivale a que los habitantes de municipios como Chaparral (46 mil 712 habitantes), o los  del Líbano (42 mil 269 habitantes) o los de Coyaima y Natagaima juntos, se desplazaran todos a Ibagué a demandar servicios públicos y empleos.

Ésto es increíble y muy preocupante además porque encuentran un clima especial en Ibagué, para la subsistencia. Como es común ver rostros de mujeres desplazadas que llevan a niños en sus brazos en el momento de implorar ayuda, resulta pertinente conocer algunas características de las mujeres en dicha condición.  

La respuesta se encuentra en los resultados de la “Encuesta de Salud Sexual y reproductiva en zonas marginales: Situación de las mujeres desplazadas que realizó Profamilia en el año 2006, en 120 municipios del país”.

Las mujeres desplazadas entre 13 y 49 años de edad planifican poco y tienden a tener más hijos que el resto de mujeres. Se convierten así, en reproductoras de la pobreza. La primera relación sexual la han tenido a los 16 años de edad en promedio; las que han tenido hijos, en un 30.6 por ciento no querían el embarazo y otro 36.1 por ciento lo querían más tarde.

Para ambos casos se puede hablar de embarazos no deseados. Un 98.3 por ciento de estas mujeres manifiestan no tener información sobre el VIH/Sida e igual ocurre con otras enfermedades de transmisión sexual.

Se deduce que si estas mujeres tienen problemas diarios para conseguir qué comer, mucho más lo tendrán para comprar anticonceptivos.

Además, hay que agregarles otras situaciones precarias, entre ellas el maltrato y violencia de que han sido objeto.

Cerca de una cuarta parte de las mujeres desplazadas en Colombia, según la encuesta a que nos referimos, manifiestan que han sido objeto de maltratos físicos por personas distintas a su esposo o compañero. ¡Qué tal! Un 22.6 por ciento residen en viviendas que carecen de sanitarios o inodoros, hecho que indiscutiblemente genera problemas de salubridad.

En cuanto al nivel educativo de estas mujeres, un 69 por ciento o no tiene nivel educativo alguno o apenas han cursado la primaria, lo cual las hacen más vulnerables en diferentes aspectos.

Este problema de la población desplazada, y de las mujeres en tales condiciones, debe ser un asunto de especial atención por parte de los mandatarios que sean elegidos el 30 de octubre próximo, puesto que a Ibagué se le prefiere como punto de llegada de los desplazados, indigentes, personas con problemas de salud mental provenientes de distintos entes territoriales.  Hay que prever la atención a los mismos en el Plan de Desarrollo.    

Además, cuando se identifique su procedencia, contactar al mandatario correspondiente para que se haga cargo de sus habitantes, porque el problema no se puede seguir aceptando cuando muchas veces son “descargados” en volquetas aquí en nuestra ciudad.

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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