La felicidad de los colombianos y tolimenses

En el inventario de deseos que cada uno de los colombianos escribió para el año 2012, estoy segura, se contempló en primera instancia la palabra felicidad.

Esta es una aspiración, esencial de todo ser humano. Sin embargo, el concepto de felicidad es distinto según cada cultura, cada contexto social y económico; el concepto de felicidad evoluciona con el tiempo.

Eso se puede encontrar en las concepciones de los filósofos: para Aristóteles era la prudencia, las virtudes y la suerte; para Epicuro era el placer; para los Estoicos, la paz en el alma; para Nietzsche la alegría, la conciencia y la lucha.


Ahora que se pretende medir todo, incluyendo la percepción que tienen los ciudadanos sobre el desempeño de sus mandatarios sabemos, por el resultado de las encuestas, qué tanta opinión favorable se tiene sobre el presidente Santos y hasta se construyen barómetros para medir el grado de corrupción de los gobiernos o el “barómetro global de esperanza y pesimismo” que se percibe en los ciudadanos.


La red mundial Win acaba de divulgar en todo el mundo, los resultados de una encuesta hecha en 58 de los 243 países del mundo, con las cuales construyó el barómetro global de la esperanza y el pesimismo, basándose principalmente en la percepción que se tiene sobre la felicidad, es decir entre aquellos que manifiestan ser felices y aquellos que no.


Resulta sorprendente que Colombia aparezca en el sexto lugar según esta medición de la felicidad, después de Fiji, Nigeria, Holanda, Suiza y Ghana, entre los 20 países donde sus habitantes encuestados manifiestan ser felices.


Una primera conclusión empírica puede ser que vivimos en un mundo feliz a pesar de las crisis económicas y que la riqueza no lo es todo en el logro de la felicidad.


Porque Fiji el país donde se manifiestan sus habitantes como los más felices, tiene menos de un millón de habitantes, está constituido por unas 300 islas en la Oceanía y los ingresos per cápita de sus habitantes son de 4 mil 540 dólares, frente a  Colombia con ingresos por persona de 9 mil 60 dólares y de Finlandia que sigue después de Colombia en el puesto séptimo en felicidad, con 37 mil 290 dólares per cápita.


Estados Unidos, la primera potencia económica, apenas figura en la mitad de la tabla, según esta categorización de la felicidad.


Además, nuestra población colombiana hace de cada situación halagüeña, un momento de felicidad, de acuerdo a sus recursos, son más felices con pequeños logros y realizaciones.


Sin embargo, me gustaría conocer el grado de felicidad que sienten los tolimenses, porque es preocupante observar los rostros adustos y poco sonrientes de los habitantes del Departamento, tal vez tantas preocupaciones y pocas oportunidades los lleva a transitar con la tristeza reflejada muchas veces en sus pasos.


Esperemos que haya mejor calidad de vida, equidad, mayores posibilidades para sus hijos en educación, con aulas bien dotadas, con menos angustias para llegar a sus instituciones escolares y con mayores oportunidades.


Es doloroso saber que el Departamento del Tolima ocupa el décimo lugar de mayor a menor entre los 32 departamentos del país, en línea de pobreza extrema; aquí se encuentran el 17.35 por ciento de los hogares tolimenses, según el último reporte correspondiente al año 2010 y que lo divulgué en una de mis columnas correspondientes al mes de septiembre del año anterior.


Pero en cuanto a desigualdad, dan ganas de llorar al saber que ocupamos el quinto lugar en el coeficiente de Gini, con un 0.54 por ciento, este índice entre más cercano a 1, mayor desigualdad. En la presente década tiende a empeorar en nuestro Departamento y teniendo por encima solamente a Chocó, Huila, Antioquia y Córdoba.


Este panorama no da para risas ni rostros felices, cuando un alto índice de la población debe mendigar o simplemente engrosar las filas de la delincuencia, porque no tienen cómo satisfacer las más mínimas necesidades básicas de sus familias.


Elevo mi plegaria para que estas cifras vayan modificándose en el Departamento y en el Municipio se continúe con las políticas fuertes que deja la alcaldía que acaba de culminar y que estuvo siempre dispuesta a elevar el panorama social de Ibagué.


Buen viento y buena mar a los nuevos mandatarios, si a ellos les va bien, al Tolima y a Ibagué, también.

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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