Violencia en el estadio

Me asombra escuchar la descripción de hechos violentos vividos por adolescentes que asisten a nuestro estadio, en compañía de sus amigos, en la zona lateral sur, destinada a las barras del Tolima y donde solo pagan ocho mil pesos por ingreso.

Parece que para quienes asisten a dicha zona, no hay ningún tipo de control familiar, tal como algunos de ellos lo plantean.

Un buen porcentaje de quienes se ubican en dicha zona, son drogadictos entre otras situaciones, amigos desde la infancia, pertenecientes a diferentes comunas de la ciudad, donde hacen parte de barras tradicionales y violentas.


Igualmente, se encuentran profesionales y personas que procuran liderar prácticas sanas y amables.  


Entre este grupo de hinchas se realizan diversas actividades, entre ellas la limpieza de parques y la participación en grupos musicales.


Conocen muy bien sus derechos, pero pareciera que desconocen sus obligaciones, se dejan llevar por la adrenalina y las pasiones movidas por la emoción del fútbol; cuentan con un líder que acompaña la barra del Tolima que logra motivarlos al buen comportamiento, pero que en ocasiones su llamado no surte efecto, dada la magnitud de la masa.


Muchos de estos jóvenes se caracterizan por su constante agresividad y brusquedad incluso para comunicarse verbalmente, muchos de ellos acuden a las instituciones nocturnas, otros estudian solo los sábados y el resto se dedica a otras actividades non sanctas.


Dentro de esa masa se evidencia descomposición social, falta de orientación y acompañamiento familiar, pese a que los jóvenes oscilan entre los 14 y 17 años de edad.


Algunos hinchas del Vinotinto y oro, consideran que la labor policiva no es óptima e incluso piensan que actúan de manera descontrolada al lanzar piedras como lo hacen las mismas barras. Perciben que la negligencia en su labor viene de tiempo atrás. Descuidan su función cuando se termina el primer tiempo y se concentran en el consumo de su refrigerio.


Recuerdan que la disputa entre los hinchas del Tolima y Santa Fe, viene desde que en el año 2000, en un partido que se llevó a cabo en nuestra ciudad contra Santa Fe, hubo una gran trifulca; la policía le cortó el cabello a uno de los líderes de los guardia Albi Roja, por lo tanto la disputa quedó a la orden del día.


Para evitar los conflictos dentro del estadio, Óscar Rivera Jaramillo, estudiante de último semestre de derecho, considera que se debe carnetizar a los hinchas para individualizarlos y así controlar las entradas a las barras, tal como lo hacen en Inglaterra, y si un hincha entra a la cancha, queda vetado de todas las canchas de su país.


Si damos un vistazo al panorama internacional, encontramos que hace menos de un mes, en Egipto murieron 73 personas a consecuencia de la violencia en el estadio, entre un sinnúmero de hechos violentos ocurridos en países como México donde el año anterior en uno de sus estadios se presentó una balacera. Qué antecedentes tan negativos para quienes hacen parte de las barras en el mundo.


Es tiempo de comentar con espíritu crítico estos hechos violentos a fin de sensibilizar y buscar un cambio de actitud entre los estudiantes de todos los niveles que acuden a las barras y sería conveniente un incentivo desde los mandatarios locales para aquellos jóvenes que asisten a la zona lateral sur y que después de un número de ingresos mantiene un comportamiento social adecuado. Podría un pase para un partido, como reconocimiento a su buen comportamiento.


El flagelo hace parte de la educación social, poner en práctica un proyecto para que se modifique la actitud de los jóvenes, exigir el acompañamiento de padres de familia para todo menor de edad cuando asista al estadio, ayudará a disminuir tan grave situación.


El cumplimiento ágil y oportuno de la función policiva, también dará resultados efectivos.
                                

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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