¿Tantos ricos, tantos pobres?

Otra pregunta de las cien publicadas en la revista Semana del 18 al 25 de marzo, que me llama la atención es la siguiente: ¿Por qué en un país con tantos ricos, que no haya niños en la calle, no es la prioridad del gobierno, la sociedad y la opinión pública?

El discurso de los derechos humanos obtuvo relevancia e importancia, mucho antes de que se abordara el discurso de la dignidad humana. La dignidad humana, ha sido planteada por Kant, desde el punto de vista moral, jurídico y político.  

Este discurso le da mayor peso a los derechos humanos, que paradójicamente en el siglo XXl, siguen siendo vulnerados pese a las políticas públicas en pro de la defensa de los más vulnerables.

Los derechos humanos le dan legitimización a la dignidad humana, pese a ello las condiciones indignas de cientos de miles de colombianos nos producen escozor, pero más aún, sentir que en Colombia se le reconocen derechos a una empresa para que explote la minería por encima de los derechos humanos.

La irresponsabilidad política de quienes tienen a su cargo el diseño e implementación de políticas públicas, dan prioridad al desarrollo económico, que no es tal, si se afecta la población a corto, mediano o largo plazo.

Habermas, planteó: “La salud de una democracia se percibe en el palpitar de lo público”. Los derechos colectivos del país parecieran tener otro significado para los más desfavorecidos, cuando los derechos y la dignidad humana es una sola y para todos por igual.

Sin embargo, nos hemos convertido en críticos sin proposiciones, la voz no llega a quienes toman las decisiones a nivel nacional y la situación crítica se evidencia en la salud, donde además de los pésimos servicios y los altos costos, se siente el espíritu mercantilista de las empresas vendedoras del servicio, la salud de los colombianos se ha convertido en la principal fuente de ingresos de las empresas.

Nuestro país es excluyente, y cada uno de nosotros entramos en el juego, cuando los más desprotegidos deberían contar con los mismos derechos, pero está visto que el mismo acto de alimentarse, se convierte en una vulneración.  

Es dramático observar a niños y adultos buscando dentro de las canecas de la basura una migaja de pan.

Nuestro país con tanta riqueza y sin embargo con tanta violación a los derechos, donde la prioridad no es dignificar a sus gentes, la deshumanización como parte del desarrollo, el cuidado de la naturaleza como una política en contravía, ¡ya a quién puede preocupar un indigente más!

Lo miles de millones de pesos invertidos en grandes contratos sin interventorías transparentes, podrían haberse utilizado optimizando el recurso, para satisfacer necesidades a los niños de la calle, a las familias desplazadas, al indigente, al desempleado de nuestro país.

¿Hasta dónde llega el respeto, el cuidado y la garantía de los derechos humanos?; ¿ hasta dónde los derechos son exclusivos en un país con una Constitución Política tan extensa como la nuestra, que intenta ser lo más garantista posible?

Si la política no tiene como base la moral, ¿es esa una verdadera política? ¿Cuándo nuestros niños y sus familias, tendrán los mínimos derechos garantizados en un país como el nuestro?

“La dignidad humana configura el portal a través del cual el sustrato igualitario y universalista de la moral, se traslada al ámbito del derecho”. Kant.

Son aprendizajes del filósofo, que debemos tener en cuenta.

 


Credito
Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

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