Uno de los peligros del Facebook

Quisiera que esto que les voy a contar fuera una historia más o un mito urbano para asustar a las jovencitas, los jovencitos o los padres. Pero no. Sucedió y conocí de primera mano a una de las personas que está ayudando a salir de semejante drama a la jovencita protagonista de 14 años, a quien le pasó este traumático hecho.

Quisiera que esto que les voy a contar fuera una historia más o un mito urbano para asustar a las jovencitas, los jovencitos o los padres. Pero no. Sucedió y conocí de primera mano a una de las personas que está ayudando a salir de semejante drama a la jovencita protagonista de 14 años, a quien le pasó este traumático hecho.

Sucedió muy cerca a nosotros, en una ciudad muy parecida a Ibagué, donde, por supuesto, el Facebook es la red social más utilizada por los jóvenes para relacionarse o “hacer amigos”.

Una jovencita de 14 años como es usual entre ellas agregó o recibió a cuanto conocido le apareció en su ordenador para agregar a su lista  “amigos”–porque además entre más número se tenga más popular se es-. 

Uno de esos nuevos contactos resultó ser un mexicano con quien estableció comunicación y diálogo por espacio de dos meses.

Al cumplirse el tercer mes ella decidió invitarlo a su ciudad, para conocerlo y para que conociera sus amigas del colegio. Es más para mayor seguridad lo invitó a su casa y lo atendió con sus padres y hermanos. El mexicanito estuvo allí en por lo menos cuatro oportunidades haciendo visita y contando de su vida en el D.F. a donde volvería este año, según él. 

Nuestra protagonista no era ni mucho menos esbelta, con pinta de modelo de ropa interior, ojos verdes y profundos; para nada, es una niña normalita, más bien rellenita, pero muy bonita y simpática.

Un día como cualquier otro salió en la mañana de su casa hacia su colegio y le informó a sus padres que con unas amigas iría a realizar unos quehaceres escolares en la tarde, por tanto, no utilizaría el transporte escolar de regreso.

Pues bien, llegaron las 4 de la tarde, las 5, 6, 7 de la noche, y no llegaba a su casa. Sus padres comenzaron los contactos con sus amigas más cercanas, compañeras, maestros para saber de ella. Les dio la madrugada y el otro día y el siguiente y ella no apareció.

Llanto, dolor, tristeza, rabia, angustia, fueron todos los sentimientos que pasaron por la cabeza y el alma de sus progenitores y hermanitos. Comenzó la horrible búsqueda en hospitales, morgue, centros de asistencia social, y cuanto lugar se les ocurrió. Hicieron la denuncia respectiva ante las autoridades que comenzaron su labor.

Por suerte de esta chiquilla su papá había pertenecido a la policía, y con la experiencia, los contactos, conocidos, fuentes y amigos comenzó una indagación paralela a la de las otras autoridades. Lo que fue encontrando cada vez lo aterraba más. El tipo aquel no era un joven mejicano sino un engatusador profesional de jovencitas. Este hombre para ganarse la confianza familiar y que bajaran la guardia, en una de esas visitas había llevado una supuesta mujer policía que era amiga suya en aquella ciudad. La cual por supuesto era falsa, el papá descubrió tal realidad. 

Pero con sus retratos hablados fue capaz de encontrar pistas sobre ellos y dónde podrían estar o quienes eran. Resulta que entre más ahondó se encontró con que su hijita de 14 años había sido vendida por internet y debido a todos sus datos en la red social, a una red de trata de blancas fuera del país. Habían pagado por ella una enorme cantidad de dinero a la bandola.

El día que la jovencita desapareció se había encontrado con el “mejicano”, quien la había escopolaminado o algo por el estilo y la había secuestrado. Luego de diez días y de todo lo que presionó su papá por sus propios medios, los conocidos, los medios, las autoridades respectivas, fue encontrada en un verdadero antro de muerte, aún drogada y sin recordar nada de lo que había pasado desde el momento que vio a su “amigo” del face. Lo peor es que se topó con hasta dónde y quienes eran los facilitadores de dicha red de compra de jovencitas por Internet en su ciudad. Mucho ojo padres, mucho ojo, con dar libertad plena en el uso de esa herramienta a los niños y jóvenes. Muchas  manos negras los están rondando.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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