La soledad de Qatar

Robert Shaves Ford

Nada mejor que una efeméride para constatar los ingentes cambios en Oriente Próximo. Si en junio de 1967, una coalición árabe se enfrentó a Israel, 50 años después otra alianza árabe se surte, pero esta vez contra uno de los suyos, Qatar.

En el aniversario 50 de la victoria de la Guerra de los Seis Días, Israel ve cómo Arabia Saudí exige en público a Qatar el cese del apoyo al grupo islamista Hamas y su madre “Los Hermanos Musulmanes”. La crisis ha quitado las máscaras en el baile regional destapando posiciones acomodadas habitualmente en la sombra de los palacios del Golfo Pérsico.

El aislamiento de Qatar y la mediación entre bambalinas para solventar el contencioso interno árabe han dado como primer fruto la salida de Doha de varios cabecillas del brazo armado de Hamas, mientras destacados dirigentes como Jaled Meshal tienen las maletas preparadas. Según el diario jordano Al Ghad, se habrían ido “de forma voluntaria” en un intento de no comprometer a Qatar y en última instancia evitar ser expulsados por el emir Tamim bin Hamad al-Thani.

Saleh Arouri fue uno de los primeros “invitados a irse” por Qatar trasladándose, según diversas fuentes, a Malasia. Considerado por la Inteligencia israelí como el cerebro del secuestro y asesinato de tres adolescentes judíos en Cisjordania, Arouri llegó a Doha procedente de Turquía, donde ejercía de nexo con células de Hamas en Cisjordania.

El exasesor del líder islamista Ismail Haniyah, Ahmed Yousef, confirmó su marcha. “Doha es uno de los principales respaldos del pueblo palestino y Hamás tiene mucho respeto por Qatar”, aseveró Yousef a la agencia palestina Maan, que denuncia “la coalición americana-israelí-saudí contra Qatar” y critica a Riad por acusarle de terrorismo y compararle con el Estado Islámico (IS por sus siglas en inglés).

Israel, que en 2007 ordenó el bloqueo a la Gaza de Hamas, sigue el nuevo guión de Abu Mazen pero teme que la crisis desemboque en nueva escalada. Por eso, lejos de los focos busca países que paguen la electricidad de los palestinos.

Tras disfrutar en Damasco del amplio paraguas del régimen de Bashar Asad, el liderazgo de Hamas se marchó en 2012 debido a la cruenta guerra civil en que no ocultó su apoyo a los rebeldes. La lujosa Doha se convirtió en la única capital que aceptó ser la sede de Hamas desafiando a Israel. Si el divorcio con Qatar se firma, Hamas podría volver a los brazos de Irán. Yousef confiesa que es una posibilidad real. La guerra civil siria, en que el suní Hamas y el régimen chií de Teherán se sitúan en bandos diferentes, rompió una alianza traducida en dinero y armas frente al enemigo común, Israel.

Un nuevo enfrentamiento con Irán está en puertas. Quizá por eso Trump usó esa poderosa bomba en Afganistán (una demostración) con la que destruiría la mayor parte de maquina enriquecedoras de uranio iraníes.

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