El desafío de sacar a Cortolima del sótano

Lo cierto es que la directora tiene frente a sí un gran desafío para sacar del último lugar a la corporación, y transformar la imagen que tiene la institución de fortín burocrático de los partidos en el poder.

Cortolima ocupó el último lugar entre las 33 Corporaciones Autónomas Regionales del país, de acuerdo con el Índice de Evaluación de Desempeño Institucional de las CAR, (Iedi) que publica cada año el Ministerio de Ambiente y Desarrollo. En 2019, la Corporación había ocupado el puesto 27 con una calificación de 50,1 %, sobre 100 % y en la más reciente medición obtuvo un puntaje de 31,33 %.

La evaluación del Ministerio incluye aspectos como administración, control y vigilancia ambiental; protección ambiental y planificación del desarrollo sostenible; planificación, ordenación y coordinación ambiental, y capacidad técnica, operativa, administrativa y financiera. El Ministerio elabora el escalafón, de acuerdo con los reportes que le entregan la Contraloría General, la Función Pública y sus propios sistemas de información.

La importancia de una buena gestión por parte de Cortolima  no es un asunto menor, si se tiene en cuenta que tiene a su cargo temas tan vitales para el bienestar y desarrollo sostenible de la región, como la protección de los recursos hídricos, el manejo de las cuencas de ríos como Gualí, Lagunilla, Recio, Saldaña, Coello y Sumapaz; la preservación de áreas como páramos, humedales y nacimientos de agua. Además, en parte del Tolima se hallan tres parques Nacionales Naturales (Las Hermosas, Los Nevados y el Nevado del Huila).

La Corporación ha sido cuestionada en los últimos años por parte de los usuarios de los distritos de riego del Tolima por el cobro de la Tasa por Uso de Agua (TUA) que, a juicio de los cultivadores, es exagerada e injusta. Así mismo, las comunidades reclaman con urgencia la expedición del plan de manejo ambiental para la protección del Bosque de Galilea, que fue declarado como área protegida del Departamento. Más recientemente, el aumento de tala de bosques, la invasión de la ronda hídrica y los vertimientos al río en el Cañón del Combeima, nada menos que la fuente de la que se abastece el acueducto de la capital, son otros motivos de preocupación por la falta de una intervención oportuna del ente ambiental.

Una vez conocido el informe, la directora de Cortolima salió a dar explicaciones y denunció que las anteriores administraciones maquillaron los informes que entregaban al Ministerio y que esta situación será puesta en conocimiento del Gobierno nacional; también dijo que encontró un gran desorden y defendió su gestión con el argumento de que la CAR de Cundinamarca tiene un área de jurisdicción similar, pero cuenta con el doble de personal y más recursos; no obstante, hay que recordar que la población del vecino departamento es mucho más numerosa, lo mismo que las empresas y actividades que se deben regular.

Lo cierto es que la directora tiene frente a sí un gran desafío para sacar del último lugar a la corporación, y transformar la imagen que tiene la institución de fortín burocrático de los partidos en el poder.

El Nuevo Día.

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