Hubo indignación entre los ibaguereños que expresaron en las redes sociales su inconformidad con el estado de la concha, ya que este era el sitio más tradicional para los eventos culminantes del Festival Folclórico Colombiano. Uno de ellos fue el entonces diputado Marco Emilio Hincapié, que manifestó: "El mantenimiento de la infraestructura pública debe tener una intervención real y profunda, no solo ser pintada de color azul".
Desde entonces, la concha acústica fue abandonada, no se volvieron a presentar espectáculos (estos fueron trasladados al parque Murillo Toro, con grandes costos para el erario), el lugar fue cerrado y no se ha emprendido ninguna acción para su recuperación, y lo mismo sucede con el parque Centenario. Hubo un intento de remodelación, pero el proceso licitatorio fracasó.
Existe un colectivo ciudadano denominado “Amigos del parque Centenario” que ha protestado por el abandono, se erigió en defensor de este espacio público y pide que el arbolado sea protegido. Además, en junio del año pasado la Procuraduría General de la Nación requirió al entonces alcalde, Andrés Hurtado, y a la secretaria de Cultura, Diana María Londoño Gómez, y les solicitó información sobre el “estado actual de la concha acústica”. Los funcionarios deberían indicar si se habían efectuado reparaciones o si existía un proyecto encaminado a su recuperación y, si no era así, debían expresar los motivos por los que no se habían tomado acciones.
Más recientemente (la semana pasada), el personero de Ibagué, Educardo Espinosa, efectuó una visita al parque y la concha acústica Garzón y Collazos para verificar los arreglos que debería haber hecho la Alcaldía. Sin embargo, lo que halló el personero es que los árboles están descuidados, la iluminación es deficiente, los pisos están destrozados y las instalaciones en general han sido vandalizadas, con lo cual pudo comprobar con sus propios ojos el “total abandono” en que se encuentra este icónico espacio.
Los requerimientos por parte de las autoridades y las peticiones ciudadanas no han surtido ningún efecto, pues el parque y la concha acústica están cada vez más deteriorados. Por eso los ibaguereños de todos los sectores deben alzar su voz y exigir la recuperación de este pulmón de la ciudad y referente histórico, recreativo y cultural.
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