Uso de celulares en el aula: es tiempo de la regulación

Veintisiete colegios privados de Bogotá, pertenecientes a la Unión de Colegios Internacionales (Uncoli), restringieron el uso de "dispositivos móviles, incluidos celulares, relojes inteligentes y otros aparatos de uso personal", durante las horas de clase y el transporte escolar.

Aunque la medida no es novedosa (ya algunos colegios la aplican y los teléfonos inteligentes están prohibidos en países como Alemania, Francia, Italia y China) sí revive el debate sobre el uso de los celulares en el aula. Si bien es cierto que estos aparatos son herramientas que apoyan el aprendizaje, también lo es que son un factor de distracción para los escolares. 

De acuerdo con un informe de la Unesco de 2023, que se basa en investigaciones científicas, el uso excesivo de celulares y computadores afecta el rendimiento escolar, y disminuye la capacidad de comprender y recordar información. La decisión, entonces, responde a la necesidad de atenuar el impacto negativo de la tecnología en el aprendizaje. Además de perjudicar la formación educativa, el uso de pantallas sin restricciones entre los estudiantes afecta su salud mental, favorece el desarrollo de comportamientos adictivos, deteriora las relaciones interpersonales e incrementa el matoneo y el cibermatoneo.

El Ministerio de Educación, por su parte, se pronunció y en un comunicado señaló que "respeta dicha decisión en el entendido de que el uso permanente de pantallas puede generar efectos negativos en el desarrollo psicosocial y en el aprendizaje de los estudiantes".

Los colegios hicieron un llamado a las familias para que en los hogares también se limite el uso del celular y de las redes sociales, para contrarrestar los efectos negativos sobre el rendimiento académico y las relaciones sociales de los estudiantes.

A raíz de esta decisión, que podría extenderse a otras instituciones educativas, en el Tolima el diputado Juan Guillermo Beltrán aseguró que “nuestros jóvenes están perdiendo toda la atención en clase”, y por eso propuso incluir esta restricción en el plan de desarrollo que se discute en la Asamblea.

Pero no solamente los adolescentes y los niños se vuelven dependientes del celular. En las reuniones de las empresas privadas, en las entidades públicas, en el Congreso de la República, las asambleas y los concejos es habitual que el orador esté exponiendo y los demás no presten atención por estar concentrados en el celular. En las reuniones familiares ya no se dialoga, sino que cada cual está sumergido en su pantalla. Si es prácticamente imposible que los adultos controlen el uso del celular no se puede exigir autorregulación a los niños y los adolescentes. Por eso es necesario que establezcan normas para el uso de los dispositivos tecnológicos, así como el acceso a redes sociales.

 

El Nuevo Dia

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