En ella se entreteje el dolor de la desaparición forzada, con un relato de amor y deseo determinante para sobrevivir y afrontar la desesperanza. Una historia en que el amor es el motor para luchar y salir adelante.
Pensar distinto, soñar distinto, hacer distinto, ha sido suficiente argumento para que en Colombia ocurran miles de casos de desaparición forzada. Este año se conmemora la primera desaparición forzada denunciada, reconocida y tipificada, en 1977. En Colombia el Centro Nacional de Memoria Histórica señala que existen cerca de 46 mil 685 casos y se estima que el 99% de ellos permanece en la impunidad, que se constituye la cifra más alta registrada en un conflicto armado en América Latina.
De ahí nace esta película, de la necesidad de retratar las búsquedas de miles de colombianos que han padecido la perpetua pérdida de sus seres queridos, que enfrentan esta experiencia en medio del dolor, el amor, la incertidumbre y el valor.
La razón de ser
“Es un homenaje a los familiares de las personas desaparecidas, a los sobrevivientes de la desaparición forzada de personas… Estos sobrevivientes también son víctimas, por eso quiero enfocarme en los vivos y no en los muertos, en cómo viven su proceso de duelo y cómo lo superan”, afirmó su director.
La película surgió de un trabajo colectivo en Cauca, para retratar lo que está viviendo el país y generar una reflexión sobre las realidades políticas y sociales. Por ello, se incluyó actores naturales que imprimieran parte de sus vivencias en el guión y en la producción e hicieran más íntima y cercana la producción.
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