Un evento con sentimiento

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
No es fácil pensar en un funeral como un evento, pero sí, un servicio funerario es un evento que tiene numerosos detalles en su organización, por suerte hoy hay empresas especializadas y se puede dejar en manos de éstas todos los detalles que se requiere cumplir en tales casos.

Es un momento de especial sensibilidad, difícil y doloroso para las familias que tienen su duelo y por ello hay que respetarlo. Las amistades y demás personas que asisten a acompañarlos deben tener un comportamiento adecuado a las circunstancias, donde se haga evidente la expresión de un sentimiento y no se viva como un espacio para socializar animadamente con los demás asistentes.  

Recuerde:

Usted va a acompañar, no a entretener. Hable bajo y evite convertir el momento en una tertulia salpicada de risas con otros asistentes. 

Respete el llanto y el dolor, no insista en que se tranquilicen “porque es ley de vida”, “porque ya había vivido lo suficiente” o “porque era el designio de Dios”. Permita que vivan su duelo.

Controle sus expresiones de dolor para no contribuir a aumentar la angustia en la familia. No exacerbe los sentimientos de los asistentes con gritos y llantos que hacen más dramática la ceremonia. 

Escuche las palabras y sobre todo los silencios del doliente, no pretenda distraerlo con charlas inoportunas.

Evite preguntar sobre: de qué y cómo murió o que tanto sufrió la persona fallecida. No insista en conocer qué fue lo último que dijo o si se ­despidió de la familia. 

Preséntese vestido adecuadamente para el evento. Si bien ya pasó la época de asistir de luto riguroso, se sugiere evitar colores demasiado vivos como el rojo. 

Cumpla los deseos de la familia si piden no enviar flores, no ­destapar la ventanilla del féretro o que la velación sea privada.      

Permanezca cercano y disponible, pero no insista en el contacto físico.  

En lo posible, no lleve niños. Es un escenario poco apropiado para ellos y es imposible evitar que corran, lloren o griten. 

Ofrezca expresiones que den fortaleza y no que recaben en el dolor que se está sintiendo. Por ejemplo, diga: “Siempre recordaré con especial afecto a

Pedro”, en lugar de “Lamento esta terrible desgracia”.

Firme el libro con letra clara y registre la dirección, pues seguramente desearán enviarle una nota de agradecimiento.

Ponga en silencio el celular, y hable de tal manera que los presentes en la sala no se enteren de su conversación. 

Escuche también con los ojos, así será mejor compañía, pues podrá interpretar los verdaderos deseos de la persona a quien usted quiere acompañar.   

Credito
MARTHA CRUZ Especial para EL NUEVO DÍA

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