Es el derecho a tener una vida en convivencia. Es la obligación de terminar con una violencia estéril, fratricida e inútil. Es hora de atrevernos a buscar esa convivencia que reclama y a la que tiene derecho nuestra nación.

¿Qué dirán los electores a quienes tienen en tan despectivo concepto? El daño ya está hecho y la paz en peligro.

No faltarán los desalumbrados que insinúen la utilización de maniobras fraudulentas para la obtención del galardón y la máquina de odio que comandaba Vélez Uribe se ha puesto de nuevo en marcha en las redes sociales destilando bilis. Por supuesto habrá quien mande al infierno al presidente como lo hizo con García Márquez, lo que indica que hacen falta cupos en Sibaté.

La Anla solo tiene seis inspectores para hacerle seguimiento a todos los permisos ambientales que ha expedido, que son cerca de 1.600.

No puede ser de otra manera, pues si existe alguna coherencia y equidad en el ejercicio político, las condiciones de un acuerdo con las Farc tendrían que ser similares a las establecidas en el acuerdo con las AUC definido en el anterior gobierno.

En el subcontinente hay 40 millones de analfabetas, 10 de ellos menores de edad, a lo que debe añadirse que la calidad de la educación es baja aún en las mejores universidades de la región. (A propósito: ¿Sabe usted que el índice de analfabetismo del Tolima es superior al promedio nacional?).

Lamentablemente, la incapacidad de esa organización ilegal armada de comprender la realidad nacional quedó en evidencia una vez más ayer, a pocas horas de conocerse el resultado del plebiscito.

Una de las opciones habrá de imponerse y los partidarios de la otra habrán de someterse a la decisión de la mayoría. Más, si las diferencias no dejan campo para especulaciones o quejas sobre manipulación de resultados.

Por un lado, el ELN ha dado señales de querer retornar al sendero de los diálogos (tarde, pero que se le va a hacer) y no han vuelto a hablar de “retenciones” sino discuten sobre el número de secuestrados en su poder, han decretado una tregua unilateral para no afectar el plebiscito y discuten sobre la sede de los diálogos.

El año pasado fueron deforestadas, aunque arrasadas podría ser un vocablo más preciso, 124.035 hectáreas de bosques en el país, cifra que no solo es escandalosa por sí misma, sino por todo lo que significa adicionalmente en varios frentes.