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De acuerdo con el informe, el impacto más fuerte generado por el Covid-19 ocurrió en abril (-20,8%); y desde mayo se empezó a observar un relativo dinamismo, aunque aún con tasas negativas de crecimiento (-14,7%), que continuaron en junio (-9,2%).
“Luego de un importante crecimiento en la actividad económica regional durante el primer bimestre del año, la emergencia sanitaria iniciada en marzo por la pandemia del Covid-19 generó un gran impacto negativo sobre la demanda y oferta agregada”, destacó el Imae.
En el análisis también se destaca que, a partir de mayo, se empezó a observar un mayor dinamismo, aunque con tasas negativas de crecimiento anual, ante la reapertura de la industria manufacturera, el comercio y la construcción; lo que permite pensar que el impacto más fuerte de las medidas implementadas para contener el avance de la pandemia se habría dado en abril.
Oferta y demanda
Entre abril y junio, en la región Nororiente se presentó una contracción generalizada de la demanda, especialmente en el consumo, reflejado por las caídas en las ventas del comercio minorista (excepto alimentos y bebidas), las matrículas de vehículos, la confianza del consumidor y la venta de vivienda nueva.
Por el lado de la oferta, la industria tuvo una notable caída en la región ante la menor demanda de productos industriales a raíz de la cuarentena y parálisis de otros sectores.
DATO
En medio del complejo escenario del Covid, la producción agrícola fue el único sector que logró un repunte económico, principalmente por el abastecimiento de alimentos y la demanda que alcanzó.
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