Pan y circo

Eduardo Pilonieta Pinilla

Hay momentos en la vida de los hombres que terminan prestándose para participar en hechos bochornosos que trascienden la importancia de un acto solemne para convertirlo en una ridiculez.
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Eso que le suceda a un ciudadano del común no pasa de ser un oso, pero que un Presidente de la República, por solo populismo, se preste a un sainete como fue el acto público de presentación del proyecto de ley de la reforma a la salud, es un hecho que solo sirve para hacer un ridículo nacional e internacional sin tener un objetivo que pueda justificar el montaje de tal obra teatral.

Ahora, aceptemos que el acto fuera una celebración, porque a pesar de todo lograron la aprobación de la ley; vaya y venga y se justificaría el show, pero hacerlo para simplemente presentar el proyecto es una auténtica banalidad que lejos de favorecer la imagen presidencial se une a ese conjunto de cosas que por ser absurdas solo sirven para desvalorizar la imagen de quien las produce.

Afirmar que si se quita el carácter de delito a algunas conductas contempladas como tales disminuirá el índice delictivo es otra muestra de ese folclorismo al que hemos llegado y que carece de lógica, pues siguiendo ese parámetro, si suprimimos la totalidad del Código Penal desaparecerían los delitos en Colombia, solo que el país se volvería un lejano oeste de los tiempos viejos en los que el valor y la astucia era norma obligada de supervivencia.

Si no somos capaces de eliminar la inseguridad o por lo menos reducirla a sus justas proporciones utilizando las leyes existentes, mucho menos lo vamos a lograr dando vía libre a la criminalidad, volviendo permisivo todo lo que antes era prohibido.

Todo esto es populismo rampante y es el resultado final de aplicar el aforismo que nos enseñan que para tener contenta a una sociedad hay que darle pan y circo y de esto último nos está dando en abundancia.

Cada vez nos convencemos más que vamos camino de ser una sociedad venezolanizada pues se están dando los mismos pasos que se dieron para convertir un país pujante en un auténtico infierno, aunque los áulicos digan que es el paraíso del siglo XXI como Cuba y Nicaragua.

Cada vez nos convencemos más que vamos camino de ser una sociedad venezolanizada pues se están dando los mismos pasos que se dieron para convertir un país pujante en un auténtico infierno. EDUARDO PILONIETA. Abogado Laboralista 

 

EDUARDO PILONIETA

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