en su concepción de receptores de una armonía del Universo. Y ello debe comenzar, con profundas modificaciones, en las escuelas que hoy sobreviven a pesar de las acreciones del sistema económico.
Se construirá una agenda que garantice la educación como un deber a cargo del estado y como derecho fundamental para todos los jóvenes, desde los cero años hasta alcanzar el título universitario.
Escuelas para salvar la vida
El planeta del cual somos hijos solamente necesita de instantes aplicados acertadamente, sin egoísmos, para lograr cambios en el entorno que soñamos y replantear nuestros destinos… este medio ambiente inmediato es la proyección de nuestra casa que dispersa o concentra todos nuestros saberes y es la primera integración de lo humano y el largo proceso de evolución natural. Es nuestro primer ecosistema y su corazón será la escuela. Escuelas que queremos construir más allá de intereses menos humanos.
Y hace más de cuatro mil millones años los seres vivos comenzamos a guardar tesoros biológicos, productos de captaciones diarias de la energía solar, del conocimiento almacenado… y a la necesidad de compartirlos en solidaridad, para sumarlos a los logrados por los compañeros de viaje, amarrando redes y transmitiéndolos en un invento que llamamos escuela… que es el mejor producto humano.
Señales humanas
Un humano, de los primeros, indígena mayor, que siempre se bañaba en el remanso formado por la quebrada, fue arrastrado – desde más arriba- y sumergido en el charco de siempre… lo recibió, desde otro ángulo y tuvo una visión reveladora, inspiradora, como un diseño de sitio sagrado, en la concepción del agua como ser superior... del cual dependeremos siempre.
Nace el compromiso
Cuando el indígena, arrastrado por una corriente, miro hacia su entorno percibió la roca en una forma diferente… una figura nueva, salvadora, que el exalto en la categoría de milagrosa.
Es que si le cambiamos la dimensión a las cotidianidades, las exaltamos, podemos construir sobre ellas, sacralidades diferentes… desde ese momento esa roca tendría niveles de adoración, dimensión sagrada que fue compartida con la tribu… y convertido en sitio de adoración…EN LA ESCUELA QUE DEBEMOS CONSTRUIR
Una buena enseñanza de la importancia de la escuela, de estos saberes acumulados nos los regala Gustavo Wilches-Chaux con las mentiras del pastorcito mentiroso que siempre decía la verdad.
La fórmula nunca falla
Muy recientemente, en un sitio muy cercano, toco recurrir a los saberes acumulados entre los campesinos y las Universidades, para indagar e intercambiar las posibilidades de sobrevivir en un arrebato consolidado entre autenticidad y un ecosistema degradado, para construir escuelas, en los ecosistemas de una isla que se está construyendo.
La decisión de enviar a los universitarios a compartir conocimientos con los campesinos, en la autentica escuela rural, cambio el destino y logró que una victoria temporal, pasara a la connotación de diseño irreversible.
La revolución calostral
Vandana Shiva, percibió esa escuela en la aldea, liderada por las mujeres, para oponerla al tecnopatriarcado, que ha logrado controlar la vida, la exuberancia agrícola, ha provocado el suicidio de muchos campesinos y está destruyendo el tejido social de la India.
Allá, todo comenzó con el dominio sobre la producción de semillas y la apropiación del sistema de patentes que esclavizó a los campesinos. La segunda etapa la consolidaron con el monopolio de los fertilizantes químicos, que creó dominación a los agricultores por parte de de los fabricantes-comerciantes… y el último paso de la industria alimentaria se ha dado con los alimentos –transgénicos- genéticamente modificados… con estos tres pasos hacia el Armagedón… hacia la muerte, se logró una perfecta forma de tecnopatriarcado, que controla la vida y la fertilidad agrícola.
Vandana Shiva… acepta una gran retirada en su vida, y cambia su profesión de técnica nuclear a ecoactivista internacional… y se entrega al acto sagrado de crear escuelas… a potenciar escuelas nuevas y ponerlas en manos de las mujeres, como acto imprescindible para garantizar la continuidad de la vida en el planeta Tierra.
Escuelas con herencia Pijao
Desde cuando la Universidad acepto un pacto académico con la organización de Javier Munera: Manos de Mujer, con los biólogos disfrutamos semestralmente una convivencia con campesinos indígenas del Tolima, la cual incluye aprendizaje, dormida, comida y muchas actividades cotidianas que allí aún tienen la autenticidad de los ancestros… con la pretensión de aprender y sembrar conocimientos en los viejos patios Pijaos.
Estas incorporaciones de verdad-verdad con las comunidades indígenas son una herencia de Gustavo Vallejo, quien revisó todas las palmas de vino estudiando la montonera de “pitos” y su relación con personas portadoras del mal de chagas, que soterradamente está acabando con la población nativa.
Ecología tolimense
Pero nuestra ambición ambiental va un poco más allá: queremos asimilar la ecología tolimense para impedir el avance de la degradación: por ello indagamos sobre vegetación, fauna, y el mercadeo y el cultivo del cachaco como una forma de esclavitud, el abandono como expresión política, las huertas caseras, los abonos orgánicos, las artesanías, los animales domésticos, y en esta oportunidad, intentamos meterle cría de lombrices a todas las fincas y muy lentamente también estamos creando una ESCUELA DE BIOLOGÍA CAMPESINA.
Los nuevos habitantes del planeta necesitan heredar los productos que el planeta ha logrado construir en miles de millones de años, como la vida misma, y garantizar las condiciones para la continuidad de las especies…
Credito
GONZALO PALOMINO ORTIZ Observatorio Ambiental de la U.T.
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