Los 70 años de la Universidad del Tolima

Si fuere aplicable para las ciencias sociales, se podría decir que el nacimiento y el desarrollo inicial de la Universidad del Tolima fueron producto de la “generación espontánea”, porque no surgió de un estudio de prefactibilidad o factibilidad previo.

Emergió del entusiasmo de varias personas, pero principalmente del educador y diputado conservador Lucio Huertas Rengifo, puesta en funcionamiento por un militar, el coronel César Augusto Cuéllar Velandia, en tiempos del gobierno del dictador Gustavo Rojas Pinilla.

Cuando se piensa en celebrar un nuevo aniversario de la creación de la Universidad del Tolima siempre surgen dudas sobre la fecha que debe ser tomada como referencia: ¿El 21 de mayo de 1945, cuando la Asamblea Departamental, por iniciativa de Huertas, aprobó su creación y entonces la vida de esta universidad sería de 70 años o, en su defecto, tomar como fecha el 12 de marzo de 1955, diez años después, cuando fue inaugurada de manera oficial y entonces serían 60 años?

Recurro a lo escrito por Camilo Pérez Salamanca en ‘Reportaje a la Universidad’ y a unos apuntes sobre el itinerario legal de la universidad suministrados por Aníbal Mora Quimbayo, para hacer la remembranza que pretendo hacer en este texto.

El libro de Pérez trae crónicas, entrevistas, reportajes, perfiles y testimonios de quienes hicieron posible la creación y el funcionamiento inicial de la universidad.

En 1945 se produjo la ordenanza de creación y en torno de tal norma se comenzó a tener la idea de cómo ponerla en operación. “Esa idea tuvo muchos opositores que estaban dentro del propio gobierno, como fuera de él. La Asamblea aprobó la ordenanza a regañadientes, el gobernador la sancionó, pero no movió un dedo para hacer cumplir ese mandato de la Asamblea. El Secretario de Educación de ese entonces fue uno de los mayores opositores”, dice Huertas en la entrevista correspondiente. Quizá esto explica por qué la universidad sólo fue inaugurada 10 años después, en marzo de 1955.

“Efectivamente, la idea de la Universidad del Tolima estaba olvidada, pero tuve la fortuna de nombrar como Secretario de Educación a un humanista, el padre Carlos Restrepo Jaramillo, un ejemplo de sacerdote y de hombre, quien me dijo: Mi querido Coronel, tenemos que hacer la universidad”, dice el coronel Velandia en la entrevista del texto de Pérez Salamanca (p.17).

Es pertinente recordar estas palabras porque ellas dicen muchas cosas de la idiosincrasia del tolimense, muchas veces pesimista e incrédulo en cuanto a obras de largo alcance. Reflejan, igualmente, la actitud común de oposición a hechos nuevos y de cómo la política y los políticos, pocas veces se unen para echar adelante un proyecto de la trascendencia de una universidad. Porque siempre ven los hechos y situaciones desde el punto de vista negativo. En aquellos tiempos, fueron muchos los que veían poca importancia en la creación de una universidad, porque las familias que tuvieron los recursos económicos requeridos podían enviar a sus hijos a estudiar en Bogotá.

Se mezclaron, entonces, idearios de políticos, sacerdotes y militares para crear lo que hoy es la universidad estatal más grande del Departamento.

Los primeros hechos en el funcionamiento de la Universidad

La institución universitaria comenzó, oficialmente, con tres estudiantes del único programa que ofrecía, el de Ingeniería Agronómica, que operaba en la Escuela Agronómica de San Jorge, donde hoy funciona la institución educativa Amina Melendro. La Escuela Agronómica fue el lugar donde poco a poco fue creciendo la universidad, tanto es que se pretendió la incorporación de estudiantes del último grado de bachillerato, para que iniciaran Agronomía sin el título de bachilleres, pero tal intención fue desaprobada por instancias superiores de la Educación Superior.

Ya en 1956 se tenía estudiantes de Agronomía, en la Escuela de Enfermería y en la de Bellas Artes. Se entró a operar en varias sedes del centro de la ciudad hasta cuando se construyó la sede propia en Santa Helena, (1961 - 1962) donde hoy funciona la sede central.

La intención gubernamental en tiempos de Rojas Pinilla y más adelante, era que la Universidad del Tolima enfatizara en la oferta de programas de formación de profesionales para el sector agropecuario, situación que se modificó mas o menos con la creación de la Facultad de Educación, en 1969.

Hoy, la Universidad del Tolima ofrece 73 programas y de ellos 32 son del nivel de posgrado, para 23 mil estudiantes matriculados en el año 2014, de ellos 14 mil 817 de la modalidad a distancia, que se comenzó a ofrecer en 1982, cuando se creó el programa de Universidad Abierta y Distancia, en tiempos de la presidencia de Belisario Betancourt Cuartas.

¿Ciudad universitaria?

¿Será posible soñar en la posibilidad de que Ibagué se convierta en una Ciudad Universitaria en un inmediato Futuro? Ya tenemos la presencia de 23 instituciones de Educación Superior con sedes de extensión aquí y se podría extender a otras. Los costos de sostenimiento de estudiantes son más baratos en Ibagué que en la capital o en Cali o Medellín. Pero necesariamente se necesita una oferta de alta calidad en los programas de formación de pregrado y postgrado, lo cual se puede hacer visible a través de la acreditación de alta calidad de programas y de la acreditación institucional de alta calidad como la que están buscando la Universidad de Ibagué y la Universidad del Tolima, en un tiempo corto.

Se requiere de residencias estudiantiles para abaratar costos de alojamiento, se necesita librerías y bibliotecas mejor dotadas para atender la demanda de textos sobre las más diversas disciplinas del conocimiento científico. Esto no es imposible, como no lo fue poner en operación la Universidad del Tolima hace 60 años.

Credito
LUIS E. CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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