Salario mínimo por regiones, una propuesta aún por madurar

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
En medio de las negociaciones que adelanta la mesa de concertación que busca definir el incremento salarial para el próximo año, nuevamente ha tomado fuerza la idea de tener un salario mínimo diferencial por regiones.

La iniciativa volvió a cobrar vigencia el pasado mes de octubre en el informe de Borradores de Economía del Banco de la República en el que se propone que el país implemente un salario diferencial acorde con la productividad de las regiones, buscando reducir la informalidad laboral en las ciudades del país.

“Proponemos que ciudades más productivas tengan un salario mínimo superior al de otras de baja productividad, esto permitiría un balance entre productividad laboral y salario mínimo que no dificulta la demanda de trabajo formal”, señala el informe realizado por los investigadores Luz Flórez y Luis Arango.

El documento también referencia que el país ya tuvo en la década de los ochenta un salario diferencial por regiones. En 1960 se estableció salarios por Departamentos y tamaños de empresa, ese mismo año se reajustó el salario mínimo en el sector agrícola y de los trabajadores menores de 16 años. Para 1972, se fijó el salario por sectores de manufactura, comercio, servicios, transporte, construcción, primario, entre otros, por zona del país y por tamaño de empresa, etc.

Sin embargo, estas medidas se unificaron en 1983 cuando se estableció un salario mínimo para la totalidad de los trabajadores colombianos tal y como rige en la actualidad.

Para el director del Centro de Estudios Económicos de la Escuela Colombiana de Ingeniería, Eduardo Sarmiento, esta propuesta aún necesita madurarse, porque podría profundizar las problemáticas que viven las regiones con baja productividad.

“La propuesta necesita muchos más estudios para determinar si se puede poner diferentes salarios en las regiones, porque eso va generar menores salarios para los Departamentos más atrasados, lo que llevaría a acentuar las dificultades. Lo que necesitamos es que haya una tendencia de igualación de estas zonas para que se reduzcan sus brechas respecto de las más avanzadas y productivas y eso no se consigue con salarios diferenciales”, explicó Sarmiento.

En ese sentido, el profesor de Economía de la Universidad Nacional, Ricardo Bonilla, explicó que aparentemente la iniciativa es novedosa para quien no conoce la historia, y dice que podríamos repetir escenarios en donde se cambian las políticas pero el problema continúa.

“Podríamos pensar en reducir la tasa de desempleo así como cuando se acabaron las horas extras y los recargos nocturnos, porque supuestamente con eso se iba a generar más puestos de trabajo. Lo que tenemos entonces es una pildorita para alimentar el espíritu de creatividad, pero como ya existió en Colombia, lo que hay que evaluar es qué fue lo que pasó y qué tantos resultados tuvo”, señaló Bonilla.

Pero la idea no fue acogida por el presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT) Julio Roberto Gómez, porque considera que esa división de salarios en el país no es conveniente.

“Es absolutamente inaceptable, eso es ‘balcanizar’ el salario. Lo que la CGT plantea es que el único Departamento en donde debe existir un salario diferencial es en San Andrés y Providencia, cuyos productos son importados y por eso su costo es mayor. No es justo que la isla tenga un salario igual al resto del país. Esa es la única excepción que planteamos”, manifestó Gómez.

Por otro lado, los empresarios también consideran que es necesario debatir las implicaciones de un salario diferencial. “Es una propuesta que debemos analizar, estamos a tiempo de tener unos elementos mucho más detallados para que una medida de esta naturaleza sea factible, porque vemos que el costo de vida entre una ciudad como Bogotá y un pueblo o ciudad intermedia es distinto”, aseguró Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex).

 

¿Cómo se daría esta propuesta?

De acuerdo con el documento del Emisor, se realizaría un cálculo para determinar el nivel de la informalidad en las ciudades para organizarlas en cuatro grupos que permitan determinar los salarios, los cuales se implementarían durante cinco años para luego definirlos de forma plena para todas las capitales.

En ese sentido, en un primer grupo estarían las ciudades que presentan una tasa de informalidad baja (Bogotá, Manizales y Medellín) en donde el ajuste del salario mínimo sería igual a la meta de inflación de largo plazo y algún estimado de crecimiento en la productividad que estaría entre 0,5% a 1% anual.

Para las regiones que tengan informalidad media (Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Pereira, Cartagena) el ajuste sería de 75% del correspondiente a las ciudades del primer grupo. Para las de informalidad alta (Villavicencio, Neiva, Armenia) el incremento sería de 50% y en las de muy alta (Cúcuta, Montería, Florencia, Valledupar, Quibdó, Riohacha, Santa Marta y Sincelejo) estaría en 30%.

Para los analistas, la iniciativa no se podría aplicar en el corto plazo, porque tendría que tener un trámite en el Congreso de la República. Sin embargo, podría ser centro de discusión en la Mesa de Concertación que se adelanta entre los empresarios, sindicatos y el Gobierno en donde se busca definir el aumento del salario mínimo para el próximo año.

“La propuesta tiene que convertirse en un proyecto de ley sustentado y llevarlo como una iniciativa del Gobierno para hacer un trámite ordinario. Tenemos que tener claro que esto no lo puede aprobar la Comisión que discute el salario mínimo porque no tienen ninguna facultad para generar esa diferenciación”, explicó Bonilla.

Para el profesor de la Universidad Nacional, otro de las obstáculos que tiene la iniciativa de los investigadores es que a partir de una decisión de la Corte Constitucional no se puede implementar un salario mínimo por debajo de la inflación. En ese sentido, agrega que un salario diferencial por regiones tendría que ser progresivo y el incremento diferencial sería una cosa de milésimas.

Con respecto a esta propuesta, el economista Sarmiento resaltó que “lo que necesitamos es empujar el salario para que las diferencias se reduzcan con las regiones más avanzadas, lo normal es que no hubiera tanta diferencia y que la tendencia sea a la igualación. Eso no se da porque hay muchas fallas en el sistema económico, pero si les ponemos salarios inferiores a las regiones más atrasadas vamos a acentuar y ampliar las brechas salariales”, explicó.

 

Migración

Para los expertos, otra de las consecuencias que tendría la implementación de salarios diferenciales por regiones sería que las personas se trasladarían a aquellas zonas donde encuentran una mejor remuneración, teniendo un efecto contrario al de la propuesta.

“La estrategia en realidad debe ser cómo promover actividades productivas, de qué manera se podría generar más emprendimiento, y esto simplemente es un tema de demanda, y cuando se pone un salario más bajo simplemente se está restringiendo la demanda y lo que necesitamos es impulsarla”, explicó el académico Bonilla.

Sarmiento, entre tanto, también consideró esta posible consecuencia tras explicar que “la gente tiende a irse a donde hay mejores salarios, pero cuando hay más personas el salario se deprime (baja el poder adquisitivo) y hay una tendencia a la igualación. Sin embargo, esa migración tendería a reducir las desigualdades porque si todo mundo se va a estas regiones con altos salarios, pues ese salario bajaría”, afirmó.

Para ambos expertos, lo que se tiene que hacer es una organización, no a través del salario mínimo, sino a través de políticas que permitan reducir esas brechas que se están registrando con un proceso de generación de empleo, de creación de industria y de planificación en las regiones que permitan mejorar su productividad.

Credito
COLPRENSA

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