Smart cities: la tecnología en la ciudad

Ciudades modernas, conscientes de sus necesidades, problemas, y soluciones, es el concepto de las “Smart City”, que traduce aquella ciudad que usa las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para hacer que, tanto su infraestructura crítica como sus componentes y servicios públicos ofrecidos, sean más interactivos, eficientes y los ciudadanos puedan ser más conscientes de ellos.

En un estudio publicado por la Fundación Telefónica en el libro Smart Cities: un primer paso hacia la internet de las cosas se muestra un entorno urbano con una demanda creciente de eficiencia, desarrollo sostenible, calidad de vida y sabia gestión de los recursos, lo que traduce en que las administraciones públicas han de plantearse una evolución en los modelos de gestión de las ciudades. Para ello, la aplicación de las TIC se convierte en imprescindible y se traduce en el concepto Smart City, que adelanta, con sus servicios, la que ha dado en denominarse La Internet de las Cosas y la propia Internet del Futuro.

Ruth Gamero, coautora del libro, aseguró que en efecto las Smart Cities son constituidas en “una tendencia, no una moda, y deberían hacer parte de las políticas públicas de todas las alcaldías y gobernaciones del país”.


A través de la utilización de las TIC para las ciudades, en Colombia, por ejemplo, se podrían hacer importantes avances en lo que respecta a organización de tráfico, control de inundaciones y avalanchas, eficiencia energética y medioambiente, entre otras.


De acuerdo con el estudio elaborado por Telefónica, de manera descriptiva una Smart City es un espacio urbano con infraestructuras, redes y plataformas inteligentes, con millones de sensores y actuadores, dentro de los que hay que incluir también a las personas y sus teléfonos móviles.


“No podemos decir que alguna ciudad en el mundo es líder en la implementación de las smart, pero países como España han tenido especiales iniciativas, en especial el departamento de Santander, donde han sido instalados al menos 12 mil sensores para el tráfico y la calidad del medio ambiente, entre otros”, explicó la señora Gamero.


La idea es que la tecnología permita ayudar a vivir mejor. Por ejemplo, explicó que a través del teléfono celular el ciudadano común y corriente pueda conectarse a los sensores del tráfico de la ciudad y determinar cuáles calles están congestionadas, por dónde hay paso lento o un accidente y agilizar, así, la movilización. Incluso en la prevención de desastres es aplicable; “una idea es poner sensores en los lugares de riesgo para desbordarse un río que vayan dando información precisa sobre cuánto crece y en qué momento generar alerta”, agregó.


Para Ruth Gamero, los resultados de una ciudad en el concepto de Smart City son en absoluto ventajosos.


“Integrar el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en la evolución de una ciudad no sólo va a suponer mejoras notables en la provisión de los servicios, sino que va a constituir, en sí misma, una vía sostenible para el desarrollo económico y social en las próximas décadas de la economía de las ciudades y, por lo tanto, de la economía de los países”, reconoció.


En tráfico y servicios
Un modelo de Smart para el tráfico es la ciudad de Barcelona, España, cuyos habitantes disponen de una aplicación para móvil que facilita el tráfico en tiempo real. La aplicación para iPhone o en Android, o en la web a través de Google Map, permite identificar la mejor ruta para seguir en la ciudad con el fin de evitar obras, congestiones y accidentes.

El usuario también puede consultar las imágenes captadas por más de 30 cámaras desplegadas por la ciudad, y que se van actualizando cada cinco minutos.


En Copenhague, Dinamarca, las bicicletas son, a la vez, medidoras de las emisiones de CO2 y controlan la contaminación. El proyecto Smart denominado Copenhague Whell consiste en la inclusión de un kit de sensores en una de las ruedas de la bicicleta que mide la contaminación atmosférica y acústica.


Allí, por medio de un teléfono es posible compartir la información con los demás usuarios de la red y se han creado mapas de contaminación, tráfico o ruido en tiempo real.


En Suecia han sido aplicados los Smart Meters, o contadores inteligentes con los que es posible seguir en tiempo real el consumo de energía, y permitir a los usuarios planificar su uso y controlar el valor a pagar.


En cuanto al ámbito de la gestión de los parques y jardines, el uso de automatización de riego hace posible controlar, a través de programadores y temporizadores, el momento en que se riega. Esto, complementado con la información proporcionada por pluviómetros, puede ajustar el riego y ahorrar mucha agua en el contexto de las ciudades.


Según el libro de Telefónica, un ejemplo de esta línea es el municipio de Sant Cugar del Vallés (provincia de Barcelona), donde la instalación de unos sensores permite medir el nivel de humedad de la tierra en los parques municipales, permitiendo un ahorro del 20 por ciento del agua empleada para este fin.


En el campo de la seguridad ciudadana también hay utilización de los Smart; por ejemplo, en Chicago, Estados Unidos, ha sido instalado un servicio que ayuda a combatir la delincuencia mediante avanzados sistemas digitales de vigilancia que permiten dirigir las cámaras hacia el lugar donde ha sonado un disparo, al estar dotados de sensores de audio. Ello, además, permite registrar el calibre del arma disparada y el lugar del hecho, incluso antes de llamar a la Policía.

Credito
BOGOTÁ

Comentarios