Las oportunidades con Japón

El enigmático y desarrollado Japón podría convertirse en un cliente habitual de los productos colombianos y viceversa, de llegar a prosperar los incipientes esfuerzos para llevar a cabo un Tratado de Libre Comercio -TLC- entre los nipones y Colombia.

El presidente de la República, Juan Manuel Santos, ha insistido en diversas oportunidades que las negociaciones de un acuerdo comercial con ese país llegarían a iniciar el mes próximo, y que se multiplicarían las oportunidades de negocio y las exportaciones, “como ya ha ocurrido con otras naciones como México, Perú y Chile”.

Para el Gobierno, en cabeza del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la economía japonesa es una de las más importantes del mundo, y Colombia, en aras de la internacionalización de la suya, debe buscar la manera de generar interés en Japón por nuestro país, tanto en el aspecto de comercial, como de inversión y turismo.


Un universo de posibilidades
Según la Embajada de Colombia en Japón, a pesar de las barreras naturales al comercio, Colombia en realidad tiene posibilidades de ampliación de sus exportaciones a ese país.

“El mercado nipón registra una marcada dependencia por materias primas como madera, algodón, lana, minerales, petróleo, gas y carbón. Las tendencias de consumo japonés ofrecen oportunidades para productos tales como el café, los alimentos de origen marino y algunas manufacturas de producción estandarizada. El acceso al mercado nipón requiere, entonces, de un importante esfuerzo del empresariado colombia­no, pero no imposible, pues para la muestra ya existen varios casos de industrias que han logrado pe­netración a mercados lejanos como el asiático (por ejemplo, las artes gráficas, las flores y los frutos marinos)”, anotaron.


Los contras
Sin embargo, no todo es color de rosa en las perspectivas comerciales entre ambos países. Los expertos han identificado varios factores de separación entre los dos países, tales como la distancia geográfica, las diferencias culturales, los dispares niveles de desarrollo económico, la existencia de otros países de mayor interés y las prioridades del sector empresarial.

No obstante, se puede aducir que, en términos generales, Japón es un mercado difícil para los productos colombianos por el poco conocimiento de las necesidades de los consumidores, la supuesta impenetrabilidad de los sistemas de distribución, las restricciones fitosanitarias, los altos estándares de calidad/precio que exige el mercado y barreras ins­titucionales. Por ejemplo, las importaciones agrícolas están sometidas a cuotas y aranceles por razones de seguridad nacional, autosuficiencia y presiones de los grupos de interés japoneses. Entre tanto, las importaciones de manufacturas enfrentan el inconveniente estructural­ de los sistemas de distribución­ japoneses, que hacen que la única posibilidad de competir sea a través de una imbatible calidad y un precio muy bajo.


Necesidades japonesas
La economía japonesa es considerada la segunda más grande del mundo en relación con su PIB nominal, después de Estados Unidos, y la tercera más grande del mundo de acuerdo con la paridad del poder adquisitivo, después de Estados Unidos y China.

Entre enero y julio de 2011 fueron exportados­ desde Colombia hacia Japón un total de 381 mil 519 toneladas, que corresponden a USD 383 millones 438 mil 184 en valor FOB.


Los principales productos colombianos que consume la economía japonesa son café, té, flores, ferroníquel, carbón y química básica; entre tanto, lo que nos venden ellos está fundamentado principalmente en maquinaria y equipo, industria automotriz, bienes de metalúrgica y química.


Las oportunidades, según el Ministerio de Comercio Industria y Turismo, son muchas, especialmente en el campo alimenticio. La proporción de autosuficiencia alimenticia de Japón es sumamente baja y, en realidad, por lo menos el 40 por ciento de los ali­mentos consumidos en Japón es importado, por lo que hay opciones en el campo agroindustrial.


Para los analistas, en la cultura alimenticia de Japón existe una fuerte preferencia por los productos de mar, siendo tan alto el consumo que así la producción local no alcanza los niveles de la demanda.

En este contexto, el camarón es un producto con grandes oportunidades en este mercado. Otro sector de interés lo constituyen los peces, langostinos, crustáceos y moluscos congelados.

También hay opciones en el mercado de las frutas, especialmente para las denominadas tropicales “exóticas”. Según los análisis de mercados, el consumidor japonés está dispuesto a pagar un precio alto por este tipo de productos.


“En este escenario la pitahaya es un producto único que todavía no es muy conocido por la sociedad japonesa y que tiene grandes oportunidades para aumentar su consumo. La pitahaya se consume individualmente, o puede hacer parte de grandes arreglos frutales”, anotaron miembros de Proexport.


Credito
Redacción Bogotá

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