“Se registró un récord de lluvia para el mes de agosto de 18.95 pulgadas (481.33 milímetros) en Central Park, Nueva York”, afirmó el NWS al divulgar sus estadísticas.

“Este récord rompe también el récord de lluvia para cualquier mes”, agregó el NWS, que conserva registros de las precipitaciones en Nueva York desde 1869.

Hasta el momento, el mes más lluvioso de la historia en Nueva York era septiembre de 1882, con 427.99 milímetros, según la NWS.

Para un mes de agosto, el récord era de 313,94 mm (12.36 pulgadas) en 1990, de acuerdo con la misma fuente.

Agosto ya era de por sí un mes lluvioso, aunque la llegada el pasado fin de semana de la tormenta tropical Irene, que era un huracán categoría 1 hasta su entrada en Nueva York, hizo saltar el pluviómetro.

Antes de las lluvias de agosto, los neoyorquinos habían vivido un mes de julio de mucho calor, con temperaturas que estuvieron a punto de batir récords y que dejaron 14 muertos oficiales por hipertermia.

La mayor parte de esos decesos se registraron en el fin de semana del 23 y 24 de julio, cuando la ciudad experimentó la llegada de una ola de calor que había iniciado en el Centro y el Sur de Estados Unidos y que se trasladó luego a la costa Este.

Durante cuatro días consecutivos, Nueva York registró temperaturas de cerca de 40 grados que afectaron particularmente a las poblaciones de los distritos populares de Bronx (Norte) y Brooklyn (Sudoeste).

Entre los muertos hubo una niña de 10 años en Brooklyn y dos mujeres de 36 y 33 años, aunque la mayoría eran personas de más de 70 años.

Una segunda ola de calor menos fuerte tuvo lugar en agosto, elevando a 19 el número total de muertos durante el verano debido a “hipertermia por exposición a altas temperaturas”, una cifra que, sin embargo, no constituye un récord.

“No es un récord. En 2006 hubo 27 muertes por hipertermia y en 1999 más de 40. En 1999 se habían registrado en efecto dos olas de calor, una en julio y otra en agosto”, indicó la directora de asuntos públicos de la Oficina del jefe médico forense de Nueva York, Elena Borakove.

Sin embargo, “definitivamente es un verano ‘extremo’: primero el calor y luego el huracán”, agregó.