Un dato revelador dio ayer el jefe de Seguridad Pública de Nuevo León, Jorge Domene, al señalar que a los 49 cuerpos hallados ayer en una vía del municipio de Cadereyta, les fueron cortados la cabeza y las manos, por lo que sería muy difícil su identificación.

De acuerdo con las autoridades los tatuajes de las víctimas y el mensaje dejado junto a los cadáveres, parece indicar que pertenecían al crimen organizado.

“No se descarta que sea un ajuste de cuentas y sí un ataque contra la población civil”, dijo Domene.

Por su parte, el procurador estatal, Adrián de la Garza, afirmó que en los últimos días no se ha tenido reporte alguno sobre secuestros masivos por lo que no descartó que se traten de inmigrantes extranjeros o personas propias del país pero de otras regiones.

Un balance parcial de los péritos de Nuevo León reveló que las víctimas habían muerto 48 horas antes de ser halladas.

El levantamiento de los cadáveres se inició cerca de las 4:00 de la mañana, cuando las autoridades recibieron una llamada que alertaba de la presencia de varios cuerpos mutilados.

Algunos de los cadáveres  tenían rastros de arena por lo que no se descartan que fueran asesinados en otro lugar y después traladados en un camión hasta Nuevo León.

El hallazgo se da cuatro días después de que otros 18 cadáveres decapitados y mutilados fueron localizados en dos automóviles en una carretera del oeste del país, cercana a Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México.

La fiscalía de Jalisco indicó la semana pasada que la masacre de las 18 personas es presuntamente una venganza de Los Zetas por 23 asesinatos ocurridos el viernes 4 de mayo en Nuevo Laredo en el estado de Tamaulipas.

Más de 50 mil personas han muerto en el país en los últimos cinco años como consecuencia de las disputas entre los carteles del narcotráfico y la ofensiva militar lanzada por el gobierno, incluido un número indeterminado de víctimas ajenas al crimen organizado.