El Tolima no tiene dirigentes

Alberto Bejarano Ávila

En el Tolima hay dirigentes, pero el Tolima no tiene dirigentes. Con este retruécano sugiero repensar la relación causa y efecto en el tan aludido y poco estudiado desarrollo regional. El supuesto de que los dirigentes políticos, económicos, académicos y sociales, en cada uno de sus campos y con ayuda de funcionarios y consultores, trazan ambiciosas metas para el corto, mediano y largo plazo y perfeccionan políticas, estrategias y planes para lograrlas, se explica aquello del espíritu emprendedor o productivo de los individuos y cómo, en esencia, las grandes realizaciones de los pueblos fueron imaginadas y de alguna manera construidas por sus dirigentes. Venturosas las regiones que han tenido buenos dirigentes.

Señalo que en el Tolima hay dirigentes, pues, sin ser cosa mala, lo aclaro, de bulto se nota el desvelo y desde luego el envidiable arresto de muchas personas para ahondar, coadyuvar y defender el desempeño de la “alta política”; la balanza comercial; la inflación; la inversión externa; el crecimiento del PIB; “la tierra de jauja” del Minhacienda; el legado histórico de “Juanma”; la sabiduría “del que viene”; la eficacia de las “ias” y el Congreso; el ingreso a la Ocde y la Otan; las tendencias de los mercados; la revolución educativa y, en general, todo suceso nacional.

Mal podría decir entonces que el dirigente regional no es diligente, pero sí que su diligencia se asemeja más a la de un líder nacional que regional. Ya veremos por qué.

Espero no exagerar y menos agraviar si digo también que el Tolima no tiene dirigentes en verdad ocupados de asuntos substanciales de la región y, al afirmar esto, no estoy alegando que las variables macro no son parte de las responsabilidades de la dirigencia regional, pues al fin y al cabo Colombia es una realidad sistémica, pero sí señalo que estas ocupaciones per se producen despiste en razón a que no son la parte concreta de los deberes de un dirigente tolimensista. ¿Y cuáles son esos deberes? Algo diré, pero aclararlo bien es tarea colectiva.

Así fuese a simple título de ejercicio prospectivo, la dirigencia tolimenses tendría que asumir construcciones aplicadas para el Tolima que, agrupadas, conformen el modelo de desarrollo regional que no llegará de arriba.

Veamos algunos modelos específicos sin los cuales nuestra idea de futuro es torpe y ciega: juridicidad regional (estatuto autonómico); organización de la sociedad civil; económico; desarrollo local; historia; mitos y tradiciones; medioambiental o ecosistémico; recursos naturales; cultural; educativo; deportivo; convivencia y otros más.

Confío se entienda porqué digo que en el Tolima hay dirigentes, pero que el Tolima no tiene dirigentes. Pudiera agregar más categorías, como la gradualidad sistémica del desarrollo, el correcto orden mental, el sentido de las proporciones y, aunque parezca de Perogrullo, la necesidad de que los tolimenses decidamos abrir espacio al examen de perspectiva o visión de futuro para saber dónde y porque trabajamos y porqué y para quién estamos obligados a dar resultados. Ya habrá oportunidad.

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