Moderación, por favor

Carmen Inés Cruz Betancourt

Posiblemente también usted ha observado la creciente tendencia, entre altos funcionarios del gobierno y ahora en algunos candidatos a cargos de elección popular, a referirse en términos superlativos cuando califican su desempeño y logros que, como mínimo consideran “históricos o inéditos”, con el fin de magnificar cuanto reportan.
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Con ello ponen en evidencia un ego desorbitado, prepotencia extrema y la necesidad de encumbrar su imagen personal y la de las instituciones o grupos que representan que, usualmente no corresponden a la realidad.
La fórmula ha hecho carrera y es así como escuchamos afirmar que: el incremento del salario mínimo es un hito histórico, igual que el presupuesto asignado a la educación y el número y monto de los subsidios entregados a comunidades pobres. Que el número de inmigrantes venezolanos admitidos así como el estatuto temporal que los protege es inédito y un extraordinario referente para otros países; que los logros con la vacunación son históricos, igual que el número de viviendas construidas y de subsidios entregados para viviendas VIP y VIS. Que es inédito el protagonismo internacional en cada visita que hacen al exterior, etc., etc. Y el sumun lo escuchamos esta semana al señor Presidente cuando salía de una reunión con funcionarios de la OCDE en Europa, en diálogo con unos periodistas que le preguntaron si para atender las recomendaciones de aquel organismo presentaría una nueva Reforma Tributaria al Congreso, su respuesta fue: “… Mi gobierno presentó la Reforma Fiscal más importante del presente siglo, así que no presentaremos otra…”. Y en una siguiente entrevista declaró: “… el crecimiento de la economía en 2021 es el mayor en nuestra historia republicana…”


En línea con ese estilo, no se pueden omitir expresiones del Fiscal General, quien  ha dicho cosas como: “… probablemente soy el colombiano mejor preparado para el cargo…”;  que “… su cargo es el segundo más importante de la nación”; que“… estamos haciendo la mejor Fiscalía de la historia”, que ”… esta es la Fiscalía más rápida del mundo…”. Así, es tal el nivel de exageración que aplican a la hora de calificar sus logros, que con razón son recibidos con escepticismo y se convierten en motivo de mofa, que circula a raudales en las redes sociales.
Además, incitan a la ciudadanía a pedir que también califiquen hechos deplorables que, de modo similar alcanzan niveles “históricos e inéditos” y pasan por alto o subestiman, como el número de líderes sociales, indígenas y excombatientes asesinados, el número de desplazados por la violencia; la hambruna que agobia a comunidades sumidas en la extrema pobreza, el creciente costo de la canasta familiar, el incremento del narcotráfico, de la inseguridad y la impunidad; las tasas de desempleo especialmente de los jóvenes y las mujeres. Así mismo, de los niveles alcanzados por la deuda externa, el déficit fiscal, las tasas de inflación, el incremento del valor del dólar americano y las tasas de interés definidas por BanRepública, así como el desprestigio del Congreso, de los entes de control, del sistema de justicia y la imagen del gobierno. 


Es muy importante destacar los logros sobresalientes para reconocer el mérito de los responsables y levantar el decaído ánimo de la ciudadanía, pero es imperativo hacerlo con ecuanimidad y mesura, para evitar el riesgo de perder credibilidad, propiciar el burlesco y acrecentar la desesperanza, en un ambiente especialmente crispado como el que vivimos en la actualidad por la exacerbación de las calamidades que nos abruman, tanto a nivel interno como en el ámbito internacional. 

Carmen Inés Cruz Betancourt

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