Conmemorando el Día de la Mujer

Carmen Inés Cruz Betancourt

El llamado “Día de la Mujer” se suele aprovechar para dinamizar el comercio y para llamar la atención sobre la grave discriminación que enfrentan las mujeres en Colombia y en el mundo. En esta nota prefiero señalar algunos aspectos que importa precisar, visibilizar y reconocer, por su gran potencial para fortalecer un trabajo que propicie avances mayores en procura de la equidad para la mujer. 
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Comencemos por recordar que las mujeres conformamos el 51.2% del total de la población colombiana (proyecciones DANE para 2019). También, que a nivel nacional para 2020 la esperanza de vida al nacer era de 79.39 años para las mujeres y 73.08 para los hombres, y para el Tolima reportaron datos similares: 79.7 años las mujeres y 73.3 los hombres. 

En cuanto a niveles educativos se tiene que de la población iletrada o analfabeta del Tolima (mayores de 15 años que no saben leer ni escribir) en 2018 las mujeres representan el 9.2 % y los hombres el 10.8%. Respecto a escolaridad, la Secretaría de Educación del Tolima reporta que en los niveles de transición y primaria la participación de niños y niñas es similar, pero a nivel de secundaria y media la participación de niñas es notablemente superior. También señala que comparado el porcentaje de jóvenes que recibieron el grado de bachiller en los años 2018, 2019 y 2020, la proporción de mujeres fue superior (53.2%, 52.0% y 52.0% respectivamente). 

A su vez, el Ministerio de Educación, con datos para 2001 a 2018 a nivel nacional, reporta que en todos los años el número de mujeres que se gradúa en educación superior es mayor que el de hombres, así, en 2018 por cada 100 hombres que se graduaron, 127 mujeres lo hicieron. Entre tanto, del total de estudiantes matriculados en Educación Superior en el Tolima en 2019 el 50.8% eran mujeres; de los admitidos a primer semestre en dicho nivel educativo el 52.7% eran mujeres y del total de graduados el 56.0% eran mujeres

Importa destacar datos del MEN para 2017 a nivel nacional, según cuales el 64.9% de la planta docente del sector oficial son mujeres, que atienden desde el nivel de prejardín, jardín, transición, primaria y secundaria, y ellas se concentran especialmente en los primeros niveles, cuando los escolares más asimilan los principios, valores y comportamientos que transmiten sus docentes, circunstancia que se debe optimizar para arraigar en los escolares valores como el respeto, la honestidad, la justicia y la solidaridad.

En otro ámbito importante cabe mencionar que según la Registraduría Nacional del Estado Civil, del potencial electoral para las elecciones presidenciales de 2018 el 51.7% eran mujeres. A su vez, la participación de las mujeres llegó al 74.6% de su potencial y la de los hombres 73.5%. Esto llama la atención porque en general las mujeres tienen mayores dificultades que los hombres para desplazarse a depositar su voto, básicamente por el cúmulo de tareas que atienden en su hogar, que incluyen el cuidado de niños, enfermos y adultos mayores, a quienes no pueden dejar solos.

Tal vez son muchas cifras sobre unas pocas variables, pero muy importantes por cuanto representan como oportunidades para que la mujer logre una incidencia muchísimo mayor en asuntos estratégicos de la vida nacional. Sobre ello es imperativo que la sociedad en su conjunto y la mujer en particular, tomemos conciencia para que haciendo uso de esas condiciones trabajemos con persistencia para avanzar con mayor celeridad porque: 

“La equidad de género es justa socialmente y eficiente económicamente. Cerrar las brechas de género significa mejorar las condiciones de vida de la mitad de la población, incrementa el crecimiento, mejora las economías y tiene repercusiones claras sobre el bienestar de las familias”. (DANE/ONU/CEPEM-2020. “Mujeres y hombres, brechas de género”).

Carmen Inés Cruz Betancourt.

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