Los servicios públicos en Ibagué

El problema del agua en nuestra ciudad es de vieja data. Pero se ha agudizado con el cambio climático y el fenómeno de ‘La Niña’, con el deterioro progresivo de la cuenca del río Combeima y el crecimiento demográfico de esta capital.

Por sus condiciones geológicas, geomorfológicas, topográficas, etc., la cuenca es muy vulnerable y ha sufrido notable deterioro por el manejo inadecuado de que ha sido objeto durante decenios. Este mal uso y la falta de suficiente acción correctora son las causas principales del crónico problema que se manifiesta en las cada vez más frecuentes suspensiones del suministro domiciliario de agua. A la situación existente, ya de por sí grave, se suma la alarmante amenaza de posibles explotaciones mineras.

Estamos pagando la cuenta de cobro que la naturaleza nos pasa no sólo por la improvidencia y la insuficiencia de la intervención de las entidades estatales, sino también por la debilidad del compromiso de casi toda la dirigencia de la ciudad. Recientemente, las dificultades se han hecho más manifiestas a partir del exceso de lluvias que se ha presentado, pero hay que tener muy en cuenta que también estamos expuestos al fenómeno de ‘El Niño’, con sequías que pueden ocasionar escasez del líquido y racionamientos, pues es bien sabido que el caudal promedio del río Combeima ha venido decreciendo continuadamente, mientras aumenta la población de la ciudad.

Es cierto que se está construyendo otro acueducto, pero éste tiene la condición de complementario del actual y no de alternativo del mismo, y no puede olvidarse que la correspondiente cuenca tiene una vulnerabilidad similar a la del Combeima.

Por otra parte, uno, como profano en estas materias, se pregunta si la combinación de las ingenierías civil, hidráulica, sanitaria y de cuencas no está en capacidad de diseñar y realizar obras para la protección del cauce, y para la construcción de una captación y una planta de tratamiento menos susceptibles de colapsar por las lluvias intensas, y de mejores sistemas de almacenamiento y distribución domiciliaria.

Cabe pensar que la tecnología actual puede solucionar o, al menos, atenuar sensiblemente la incidencia de los fenómenos pluviales. Seguramente, se trataría de proyectos complejos y costosos, pero hay que atreverse a pensar en grande.

El río Combeima tiene una importancia clave, estratégica para Ibagué. Por ello es i-gualmente necesario diseñar un plan de gran alcance para proteger la cuenca, con dimensiones y objetivos mucho mayores que los de los programas hasta ahora adelantados. Y es preciso empezar ya, y empeñarse en su ejecución eficiente y acelerada, porque sus efectos sólo se comenzarán a notar en el mediano plazo.

Estos asuntos son de principalísima importancia y de ellos deberían ocuparse con prioritaria atención los candidatos a la Alcaldía y al Concejo. A la administración municipal y a Cortolima les corresponde la mayor responsabilidad, pero también compete al ejecutivo departamental, pues en Ibagué vive alrededor del 37 por ciento de los habitantes del Tolima. Y, por supuesto, todos los congresistas de nuestra región deben participar activamente ante los poderes centrales, para lograr el apoyo del que requieren estos grandes proyectos.  

Sin embargo, no es sólo cuestión de la esfera estatal. Es necesario que los dirigentes del sector privado, la Cámara de Comercio, la ADT, el empresariado de la industria, del comercio y de los servicios, las universidades, los medios de comunicación y todos los líderes ciudadanos, concurran a unir fuerzas en pro de la cabal solución de este crítico problema del agua.

En otro terreno, y adicionalmente, hay que mencionar las deficiencias de la energía eléctrica. Es preciso poner fin a la inestabilidad del voltaje y a los frecuentes cortes del servicio, que ocasionan incomodidades a la población e interfieren la actividad productiva y desalientan nuevos emprendimientos empresariales.

La solución de los problemas de los servicios públicos debe constituir un propósito fundamental de los ibaguereños, pues incide sustantivamente en el bienestar de la ciudadanía, en las posibilidades de desarrollo y progreso de la ciudad y en la reducción de las altas tasas de desempleo que padecemos.

Credito
ANDRÉS ROCHA B.

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