Una paradoja

Columnista Invitado

Es incomprensible el comportamiento de los colombianos que eligieron al presidente Petro.
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La gran coalición que prometía ser catalizadora de cambio, paz, justicia social y transparencia hoy se enfrenta a una realidad preocupante. A pesar de contar con un gobierno alineado con sus ideales, sus acciones parecen alejarse e ir en contravía.

Como una gran paradoja, dos años después de iniciado el gobierno, el desencanto es evidente. Fecode, el sindicato de maestros protagoniza una huelga para frenar la reforma a la educación, la guerrilla sigue sembrando terror con secuestros y asesinatos en todo el país y la corrupción está a la orden del día.

Es desconcertante presenciar toda esta serie de eventos después de la larga lucha de muchos años de la izquierda para alcanzar el poder y la promesa de tiempos mejores para los colombianos. Se esperaría que los maestros redoblaran sus esfuerzos en las aulas, que se garantizaran territorios de paz y que existiera transparencia en los procesos del gobierno para que los recursos llegaran donde deben. Sin embargo, está ocurriendo todo lo contrario.

La ironía alcanza su punto máximo cuando el sindicato del magisterio se levanta contra la reforma a la educación y suspende las clases en todo el país, afectando a más de cinco millones de estudiantes de primaria y secundaria. La mayor paradoja es la huelga en el Ministerio del Trabajo, promovida por el propio sindicato en contra de la ministra Gloria Inés Ramírez, debido al incumplimiento de los compromisos salariales.

Qué decir de la polémica elección y designación de líderes en instituciones claves como la Universidad Nacional, el centro educativo público más importante del país, y que ha suscitado controversias, acusaciones de ilegalidad en el proceso y violación a la autonomía universitaria consagrada en la Constitución.

Entre otros temas álgidos, los asesinatos a líderes sociales y los actos terroristas, como el de Jamundí, continúan en aumento, evidenciando que la insurgencia está más activa que nunca. Esto desafía las políticas de seguridad del gobierno, que ha optado por ordenar a las fuerzas militares combatir con todas las armas del Estado, a pesar de haber criticado anteriormente los métodos utilizados por la derecha.

El panorama es cada vez más complejo, especialmente ante la creciente presencia de escándalos de corrupción. Uno de los más destacados involucra a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y la larga lista de funcionarios señalados por Olmedo, de ordenar, pagar y recibir sobornos en la contratación de la compra de carrotanques destinados para llevar agua a La Guajira. Además de las investigaciones que se adelantan sobre posibles ingresos de dineros ilícitos a la campaña presidencial.

Todos estos hechos plantean una reflexión profunda sobre aquellos que eligieron a Petro y hoy están en su contra, defendiendo intereses propios y no los colectivos. Cuando deberían estar aportando positivamente, sin afectar a quienes realmente esperan mejor educación, más oportunidades y mejores condiciones de trabajo, además de vivir con tranquilidad.

Para alcanzar cambios significativos, se requiere un compromiso real tanto del gobierno en curso como de quienes lo eligieron. Más allá de las huelgas y manifestaciones en las calles se requiere tomar acciones concretas.

 

Victor Castillo

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