De Jorge a Jorge

Juan Carlos Aguiar

Recuerdo haberle escuchado muchas veces a mi papá —el hombre más transparente que conozco y a quien más admiro—, que no todo lo que es legal está bien hecho o es ético.
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Eso es lo que parece haber sucedido en Colombia con el nombramiento de Jorge Rodrigo Tovar Vélez como coordinador de Víctimas del Ministerio del Interior. Hasta hace poco su nombre había sonado en algunos círculos en el departamento del César y, quizás, había hecho del anonimato una virtud, algo importante para alguien con su historia familiar. Aunque Tovar, según el diario El Tiempo, es “abogado, con énfasis en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario, especialista en Derecho Penal de la Universidad Externado de Colombia y Magíster en Dirección Pública de la Universidad Menéndez Pelayo de Madrid (España)”, también es hijo de Rodrigo Tovar Pupo, más conocido como Jorge 40, ex comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia. Jorge 40 es un alias que con solo nombrarlo infunde terror en sectores de Colombia bastante afectados por la sangrienta violencia paramilitar.

Este hombre, que no es muy alto ni fornido, lograba con su sola presencia intimidar, ya que los más de 5 mil hombres que tuvo a su mando dejaron una larga estela de llanto, dolor y muerte. Su hijo, el hoy reluciente funcionario público, ha sido todo lo contrario, un ferviente activista por la paz, según lo han descrito sus conocidos a los medios de comunicación.

Así mismo lo plantea su hoja de vida que incluye haber trabajado “en la Oficina Asesora de Paz de la Gobernación del Cesar y en la Organización Internacional para las Migraciones, donde tuvo participación directa en temas relacionados con las víctimas del conflicto armado”, como también lo reseña El Tiempo. ¿Son estos suficientes galardones para convertirlo en el coordinador de las víctimas del Mininterior?

Es difícil de responder ya que en Colombia hay mucha gente preparada y formada para desarrollarse en cualquier tema de paz y postconflicto y esa es la lamentable experiencia que deja una guerra interna de más de 60 años. Lo que el nombramiento de Jorge Rodrigo Tovar Vélez deja sobre la mesa es un gran manto de duda que muchos reciben como una bofetada institucional a las víctimas que dejó el accionar delincuencial de su célebre padre, considerado un señor de la guerra y de las drogas.

Aunque al joven Tovar Vélez lo hemos visto en un maravilloso gesto de reconciliación estrechando sus manos con las de Rodrigo Londoño, conocido como Timochenko, desmovilizado Comandante de las Farc, también le hemos leído en su cuenta de Twitter que su padre es un “prisionero político” en Estados Unidos. No, Jorge 40 no es ningún detenido político como él afirma, ya que además de haber comandado una de las máquinas de guerra más dantescas en Colombia, fue condenado en el país norteamericano a 16 años de prisión por narcotráfico.

No conozco al flamante Coordinador de Víctimas que ha dicho que no renunciará, pero si conocí a su padre en medio de mi trabajo periodístico, y eso me hace afirmar que una vez más se equivoca el gobierno de Iván Duque al mantener en esa posición al hijo de una persona responsable de miles de torturas, asesinatos y desplazamientos.

En Colombia los crímenes no se heredan, pero mientras Jorge Rodrigo Tovar Vélez siga siendo el defensor de su padre, por mucho amor filial que exista, su nombramiento será un hecho inmoral en un país que necesita transparencia al momento de dar sus pasos hacia la reconciliación y la construcción de una nueva sociedad.

JUAN CARLOS AGUIAR

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