Un paso adelante

El Gobierno y las Farc han dado otro paso en el camino de la terminación del conflicto armado. Haber cerrado un pacto sobre el cuarto punto de la agenda y completar ya tres borradores de acuerdo (borradores porque nada está acordado hasta que todo esté acordado), es una muy buena noticia. Se está caminando, sin prisa pero sin pausa, por una senda que debe llevarnos a la terminación del conflicto, que es la primera estación en el largo camino hacia la paz.

Lo acordado en La Habana el pasado viernes incluye dos aspectos importantes: el desminado y el consumo de drogas. Para lo primero, las Farc aceptan colaborar en una tarea que podría tardarse una década o más. Bosnia y Herzegovina, hasta no hace mucho, estaban trabajando en esto, y eso que el conflicto bosnio - serbocroata duro sólo tres años (entre abril de 1992 y diciembre de 1995), y no 50. Para lo segundo, las partes acuerdan que el consumo de drogas será tratado con un enfoque de derechos humanos y salud pública, y no de política criminal. Desde una perspectiva humanitaria estos dos acuerdos constituyen un gran paso hacia adelante.

El hecho debería tener repercusiones políticas, pues se produce a escasos días de la primera vuelta. En realidad en esta jornada electoral más que escoger la persona que habrá de regir los destinos nacionales durante los próximos cuatro años, lo que se está decidiendo es si se continúa o no con las negociaciones. Los partidarios del sí votarán por Santos, Peñalosa o López; los partidarios del no, por Zuluaga o Ramírez. Y no hay más. A eso se reduce todo.

Así lo había expresado en noviembre del año pasado, en un artículo que titulé ‘Primero lo primero’, en el que preguntaba si existía la posibilidad de lograr un acuerdo político de mínimos entre los partidarios de una paz negociada. Reitero lo que allí dije. Que éste no es el momento del debate ideológico o doctrinario. Que lo que está en juego es si Colombia le pone fin al conflicto armado o se perpetúa en él.

A todo parecer quienes pasarán a la segunda vuelta serán Santos y Zuluaga. Si la segunda vuelta fuese entre Santos y Peñalosa o Clara López el debate sería diferente, pues el fantasma bélico habría quedado temporalmente relegado. Ello no sucede si a la segunda vuelta pasan, además de Santos, Zuluaga o Marta Ramírez. En este caso, que parece el más probable, el segundo round por la paz será el 15 de junio, y el tercero y definitivo cuando, una vez terminada la negociación en Cuba, se convoque a todos los colombianos a que decida si refrendan o no los acuerdos. La decisión estará en manos nuestras. Por eso digo, que en esta ocasión, la discusión ideológica y programática ha quedado prácticamente anulada. Ya habrá tiempo para ello, una vez se terminé el conflicto armado. Antes es tan sólo un ejercicio teórico, con muy baja incidencia política.

El presidente Santos tiene estrella. Llega a las elecciones con tres acuerdos parciales en La Habana y el paro de maestros y los agrarios desarticulados. Ahora, a esperar qué dicen las urnas.

Credito
GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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