Óptica periodística: Voladores en Amoyá

Se dice por ahí que ya están muy cerca de culminarse y ponerse en pleno funcionamiento la hidroeléctrica de Amoyá cerca al municipio tolimense de Chaparral.

Isagén que es su dueño ya ha dicho públicamente que ese es un gran negocio y por eso invirtió allí cerca de 390 mil millones de pesos para obtener 80 megavatios de energía. Junto con otros negocios e hidroeléctricas que Isagén está terminando en el país, Amoyá le aumentará su producción de energía lo cual se traduce ni más ni menos que en más ingresos para ellos por la venta de la misma.

Se calcula que este año entre en funcionamiento, pues ya está cerca al ciento por ciento las obras que se requieren. La pregunta que debemos hacernos los tolimenses de a pie es ¿qué tanto de esa belleza, de esas millonarias utilidades que comenzará a percibir la compañía le quedarán al departamento? Seguramente la respuesta a este interrogante es cero. Uno que otro puesto de trabajo, uno que otro kilómetro de vías pavimentado, apoyo a bazares, arreglo de fachadas de casas y libros entregados, no sé, estoy especulando.

 Tal vez me equivoque y se haya contemplado que se dé, mientras opere dicha hidroeléctrica en la zona, un gran plan de responsabilidad social que no incluya dádivas ni regalos ni decir que se contrata uno que otro campesino, si no el apoyo millonario a proyectos productivos, a sacar avante a emprendedores, a financiar la educación superior de muchos muchachos de la zona para arrancárselos de las manos a la guerrilla –que apropósito declaró objetivo militar dicho proyecto y que con esa actitud tan torpe tampoco logra nada-, a capacitar gratis futuros operarios, técnicos y directivos del sector energético que está en crecimiento en el país para que después puedan ser enganchados en ese sector industrial con buenos salarios que le permitan una vida digna.

Me temo que nos pasará a los tolimenses lo de siempre, otros vienen y nos hacen la fiesta con nuestros recursos naturales, con lo que está en nuestra geografía y nos darán de colombina uno que otro empleo de rango bajo. Pero realmente al municipio de Chaparral y a sus gentes no le quedará un proyecto que cambie sus vidas positivamente, que los transforme, que los muestre nuevamente ante el país, que eleve su ánimo, que los motive a buscar nuevas opciones de progreso económico y desarrollo local.

No se trata ni mucho menos de hacer oposición a este tipo de inversiones en la región. De lo que sí se trata es de no seguir jugando al invitado de piedra sobre las mismas. De exigir como sociedad civil organizada que en esas decisiones se les tenga en cuenta, que nadie puede venir a interesarse en algo nuestro y tomarlo porque sí. Llámese multinacional, grandes empresas del país, el Presidente, o quien sea. Para eso se necesita carácter y visión de llevar al Tolima a un feliz puerto.

Preparémonos para la foto oficial, la cortada de la cinta, los voladores, la botella de champaña, los apretones de mano, los discursos y los aplausos dentro de muy poco. Ojalá que también haya espacio para celebrar después las soluciones a las necesidades de la comunidad chaparraluna.   


Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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